Isidro Esnaola
Iritzi saileko erredaktorea, ekonomian espezializatua / Redactor de Opinión, especializado en economía

Toma de posiciones en la batalla de los aranceles

Al calor de la guerra arancelaria lanzada por la Administración Trump, los principales actores toman posiciones. China ha logrado un importante compromiso de los países de ASEAN, y de Japón y Corea, mientras que Washington ha logrado cerrar con Gran Bretaña el primer acuerdo comercial.

El viceprimer ministro chino He Lifeng
El viceprimer ministro chino He Lifeng (Johannes NEUDECKER | dpa-EUROPA PRESS)

La guerra arancelaria lanzada por la Administración Trump ha alterado completamente el contexto económico y político mundial. Lo que hasta hace poco eran cumbres rutinarias con comunicados llenos de buenas intenciones, ahora se interpretan a la luz de la lucha de EEUU por rehacer a su favor las relaciones comerciales mundiales.

Mucha enjundia tiene, por ejemplo, el comunicado final de la reunión de ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y de China, Japón y Corea del Sur. En primer lugar, porque se pronuncia claramente contra la escalada del «proteccionismo comercial». Los firmantes señalan, asimismo, que su «prioridad política» común es «reforzar la resiliencia a largo plazo» de la región.

También esboza un plan de actuación. Apuesta por mejorar el mercado de bonos en moneda local y por la expansión de la Iniciativa de Multilateralización de Chiang Mai (CMIN), un sistema de multilateral que proporciona liquidez a los Estados miembro, una especie de Fondo Monetario Internacional, pero sin su retórica ni sus programas de austeridad.

Otro aspecto importante es que los países han reafirmado su apoyo a la asociación Económica Integral regional (RCEP), el mayor acuerdo comercial del mundo que, además de los países de Asean, China, Japón y Corea del Sur, incluye a Nueva Zelanda y Australia. Los mismos, excepto China, que iban a firmar el TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica) que Trump desechó en 2017. Ahora EEUU es el que se ha quedado fuera, mientras que el resto refuerza sus lazos.

Si Washington esperaba dividir a los países con sus aranceles y amenazas, al menos en Asia, está logrando unirlos. No se puede olvidar que Japón y Corea de Sur son estrechos aliados de EEUU, con lo que el acuerdo supone un importante revés a los planes de la Administración Trump. Los firmantes apuestan por reforzar el comercio y desarrollar un espacio financiero propio al margen del dólar, con flujos comerciales internos, liquidaciones en moneda local y con el CMIN sustituyendo al FMI. Están configurando un espacio al margen de la Reserva Federal y Wall Street.

La carta británica

En este contexto, y ante la falta de avances, la Administración Trump decidió jugar la carta británica y el jueves anunció un acuerdo comercial con Gran Bretaña. Básicamente, EEUU mantiene el arancel del 10% y Londres se compromete a reducir el suyo del 5,1% al 1,8%, además de brindar un mayor acceso a los productos estadounidenses, pero sin modificar las normas sanitarias. A cambio, consigue reducir el arancel a los automóviles al 10%, y eliminarlo para los motores de aviación de Rolls-Royce y para el acero.

Se puede decir que Keir Starmer le ha dado un triunfo a Donald Trump a cambio de que empresas británicas en dificultades mantengan el acceso al mercado estadounidense

El acuerdo tiene limitada importancia económica, pero un importante significado político. Se puede decir que Keir Starmer le ha dado un triunfo a Donald Trump a cambio de que empresas británicas en dificultades –Jaguar Land Rover suspendió sus exportaciones y el gobierno acaba de tomar el control de los altos hornos de British Steel– mantengan el acceso al mercado estadounidense.

La cita del fin de semana

Trump necesitaba algún resultado antes de la reunión del fin de semana en Suiza entre el secretario de Tesoro, Scott Bessent, y el viceprimer ministro, He Lifeng que, a juzgar por el comunicado del Gobierno chino, no ha pasado de una mera toma de contacto, si bien Trump se mostró eufórico el sábado: «Una reunión muy buena hoy con China en Suiza. Se discutieron muchos temas y se llegó a muchos acuerdos. Se negoció un reinicio total de forma amistosa, pero constructiva. Por el bien tanto de China como de EE.UU. queremos ver una apertura de China a las empresas estadounidenses. ¡¡¡HA HABIDO UN GRAN PROGRESO!!!», sostuvo el magnate en su red social, Truth Social.

Pekín dijo que las conversaciones se iban a celebrar después de que EEUU las haya buscado de forma «proactiva» y «reiterada», e insistió en que el diálogo y la negociación debe basarse en el respeto, la consulta equitativa y el beneficio mutuo. Advirtió de que si EEUU trata de usar las negociaciones para continuar con la coerción y la extorsión, China no participará en ese juego.

Por último, señaló que algunas economías están negociando con EEUU, pero «el apaciguamiento no puede traer la paz y el compromiso no puede generar respeto». «Defender la equidad y la justicia es la forma de correcta de proteger los propios intereses». Y en ese sentido, el Gobierno chino confirmó que defenderá el sistema multilateral de comercio con la OMC como núcleo.