
El informe de Amnistía Internacional (AI) “Desaparecer otra vez: violencias y afectaciones que enfrentan las mujeres buscadoras en México” documenta un patrón de agresiones y daños que las buscadoras de personas desaparecidas, madres, esposas, herma- nas e hijas, sufren de manera desproporcionada por el hecho de serlo, mientras el Estado se desentiende.
Su director en el Estado español, Esteban Beltrán, señaló a Efe la importancia de observar este fenómeno con perspectiva de género en el país que acumula desde 1950 más de 130.000 personas desaparecidas, según datos oficiales, y donde se estima que un 90% de quienes realizan las labores de búsqueda son mujeres.
«Amnistía ha documentado que las mujeres son las que buscan los seres queridos, que son hombres desaparecidos(…) en su mayoría», recapituló Beltrán, y apuntó que para ello se ha documentado la existencia de más de 230 colectivos de búsqueda que hacen el trabajo de las autoridades y muchas veces se enfrentan a ellas.
Tras encuestar a 661 mujeres, AI detectó que un 97% ha enfrentado violencias y afectaciones en esa búsqueda, donde destacan las amenazas (45%), extorsiones (39%), ataques (27%), desplazamientos forzados (27%), tortura (10%) y secuestros (6%). Además, un 60% ha vivido un deterioro de las relaciones familiares, un 70% ha tenido afectaciones de salud física y mental, y un 60%, pérdida de recursos.
Beltrán dijo que «las mujeres se enfrentan a unos retos especiales en la búsqueda de sus seres queridos», como la inseguridad laboral, pues muchas han sido despedidas por conjugar sus tiempos con las labores de búsqueda.
En algunos casos tienen que asumir el rol de proveedoras del hogar –además de cuidadoras y buscadoras–, cuando sus familias se desintegran tras una desaparición.
«Las mujeres se quedan con los hijos y tienen que compaginar su labor de madre y de esposa o de hermana con la labor de buscadora, que no ocurre en el caso de los hombres», indicó. Sumado a esto, Beltrán añadió que «hay un componente muy importante de estigmatización y revictimización de la mujer», pues el informe identificó que la mitad lo ha padecido por parte de autoridades e incluso de sus familias y comunidades.
«Coherencia» del Gobierno «de mujeres»
Por ello, Beltrán instó al Estado a reconocer que las desapariciones son un problema «congénito y enquistado», y a que refleje el mensaje de «un Gobierno de mujeres», al ser Claudia Sheinbaum la primera presidenta. «Sería coherente con esta posición que tiene el Gobierno de apoyar y denunciar la violencia hacia las mujeres. En el caso de las buscadoras, no lo está haciendo», aseguró.
Entre sus recomendaciones, AI llama al Ejecutivo a reconocer a las mujeres buscadoras como defensoras de derechos humanos, lo que solo ocurre en algunos casos. «Cuando buscan, luchan buscando a sus seres queridos, sustituyen al Estado, que es el que debería investigar lo que está ocurriendo; por lo menos que tengan la protección del Estado que merecen como defensoras de derechos», señaló.
Mencionó graves deficiencias en el Mecanismo de Protección a personas defensoras en México, ya que a algunas «no les funcionaba ni siquiera el botón del pánico» que les dan las autoridades para avisar de una emergencia.
Universitarios
Estudiantes universitarios se manifestaron el martes para exigir al Gobierno de Jalisco que acelere las investigaciones para revelar la identidad de los restos encontrados en las 211 bolsas halladas por el colectivo de familiares Guerreros Buscadores en una fosa en el predio Las Agujas, en el municipio de Zapopan, muy cerca del campus. Temen que podrían ser de compañeras y compañeros desaparecidos.

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