«Necesitamos lograr una izquierda amable y unida, otra opción es solo suicida»
Apuesta por «una casa común» para la izquierda confederal tras la senda de Extremadura. En 2026 intentarán nuevamente la reducción de jornada, llama a consensuar de una vez la reforma a la Ley Mordaza y advierte que sin avances en vivienda «la legislatura tendrá menos futuro del que ya se le da».

«A mí me mandaban en Ecuador a todas las misiones ‘locas’. Fui a Londres por Assange y a Moscú por Snowden», recuerda entre risas Txema Guijarro García, número 2 del Grupo Plurinacional Sumar en el Congreso (el nombre de su cargo es secretario general).
Como uno de los profesionales que trabajaba en la Fundación CEPS, ha vivido en El Salvador, Paraguay, Chile y cinco años en Ecuador, siendo el asesor principal del exministro de Exteriores de Rafael Correa. Ha sido parte del momento fundacional de Podemos (conoció a Pablo Iglesias en la militancia universitaria) hasta que en 2023 fue apartado y participó de la creación de Sumar. Desde entonces es del entorno de mayor confianza de la vicepresidenta Yolanda Díaz y organiza el grupo parlamentario junto con la portavoz Verónica Martínez.
En entrevista con NAIZ, Guijarro exhorta a construir la unidad de «la izquierda transformadora» con «reglas claras» y actitud «amable», en la que «todos» son bienvenidos, y advierte de las consecuencias de la fragmentación. Además habla de la relación con el PSOE, socio de Gobierno, y de los retos pendientes.
Se acaba el año, ¿el más difícil desde que hay coalición de gobierno? ¿Qué reflexión le merece desde lo legislativo?
Vivimos un momento difícil pero la política española lleva viviendo momentos difíciles hace años, convulsos diría. Nos hemos aburguesado en el abismo, como dice un escritor rumano, nos hemos acostumbrado a esta tesitura. Al final uno acaba volviéndose algo insensible a estos momentos de estrés absoluto y trata de vivirlo con sangre fría. Que el momento es complicado, desde luego. Que podría caer mañana la legislatura, también. Llevamos así varios años, no lo destacaría como novedad, nos vamos acercando a un paroxismo.
Este año no hemos logrado sacar tanto, vamos a un ritmo mas lento comparado con la otra legislatura. Es frustrante no haber podido sacar medidas como la reducción de jornada laboral, pero aun así, en un contexto en el que no ha existido una mayoría clara, se han hecho cosas a base de mucha pelea y debate. No estamos en condiciones de tirar ninguna toalla. Ya sabíamos que los números iban a ser endemoniados, dejémonos de quejar tanto y juguemos la partida. No ganaremos todas.
La reducción de jornada no pudo salir adelante. ¿Qué otro par de proyectos hubiera anhelado que estuvieran en el BOE de 2025?
Sin duda, vivienda, vivienda y vivienda. Si en algo se puede reprochar a este gobierno no haber avanzado lo suficiente es en vivienda y el hecho de que no tengamos hoja de ruta clara dentro del Gobierno sobre cómo arreglar ese drama existencial es altamente preocupante. Hay varias vías de acción; una regulatoria, otra de intervención en el mercado con el Estado como oferente de pisos, otra fiscal, pero lo cierto es que no se han puesto en marcha ninguna de las medidas y todavía continuamos asistiendo a un drama que se está agravando. Es el capitulo por cumplir.
«Si algo se puede reprochar a este Gobierno es no haber avanzado lo suficiente en vivienda y no tenemos hoja de ruta clara sobre ese drama existencial»
¿Y por qué esta deuda pendiente?
Se combinan dos elementos, el PSOE ha tenido siempre un temor atávico a entrar a fondo en este problema porque cree que afectará a un sector importante de la clase media de España y no se atreve a tocar a uno de esos pilares. Esta ha sido la causa tradicional. Pero creo que el PSOE ha cambiado estos últimos años, ha aceptado medidas más incisivas. El problema es que no hay números parlamentarios, no hemos sido capaces de armar una mayoría estable. Hemos sido los primeros de acusar al PSOE de exceso de timidez pero lo cierto es que en muchos episodios el fracaso de las medidas no fue tanto por eso sino por falta de una mayoría que sea capaz.
La relación con el PSOE, partido que está pasando un momento critico ahora, tiene altos y bajos. ¿está conforme? ¿Qué cambiaría del vinculo? Muchos socios se quejan que negocian a última hora y ceden poco.
Echo de menos una relación política mças fluida, no hablo de una parlamentaria o gubernamental, hablo de que las dos organizaciones políticas tuviéramos un espacio donde poder concretar propuestas políticas comunes. Los actores dan por bueno el escenario, el PSOE es el socio mayoritario y siempre tiene la tentación de tomar un camino y esperar que el resto nos sumemos y el resto también tenemos nuestras aspiraciones y hacemos ver que no es así de fácil. Creo que lo que podría ayudar es un mejor entendimiento de la casa común de la izquierda, no solo tener espacios de coordinación en el Congreso.
¿Se refiere al funcionamiento de la comisión de seguimiento del acuerdo de investidura?
Esa comisión no ha generado una institucionalidad, por decirlo de una forma suave. Ha habido reuniones pero carecen de sistematicidad, de procedimiento. Se han dejado como opción de botón rojo cuando hubo crisis. Lamentamos que esa comisión no se utilice para mantener la maquina engrasada permanentemente.
¿Qué caballos de Troya se puede decir que tendrá el grupo parlamentario en 2026?
Para empezar, no renunciamos a la reducción de la jornada laboral. Ya dijimos cuando lo perdimos, que era una derrota pero la guerra no estaba perdida. El 2026 es el año para aprobarlo definitivamente. Luego hay otras muchas reformas que tienen que ver con derechos sociales, extensión de permisos y mejoras de ayudas, nos consta que el Ministerio (de Derechos Sociales) está haciendo una buena labor, sin medidas espectaculares pero medidas que poco a poco van sumando un cuadro que ayuda al bienestar de la gente. La vivienda no es ya una medida importante sino diría que habilitante: mientras logremos avanzar en eso podremos avanzar en el resto de temas. Si no, esta legislatura tendrá poco futuro, menos del que se le da.
La Ley Mordaza también es un interés, hago una llamada a todos los partidos para que nos pongamos las pilas de una puñetera vez y saquemos adelante esa reforma. Está casi lista y por cuestiones absurdas entre los distintos actores no hemos sido capaces de sacarla adelante. Los máximos culpables ahí somos el resto, no podemos señalar al PSOE. Cada uno de los paridos han puesto líneas rojas y sigue la ley sin modificar. Confío y espero que nos dejemos de vainas y saquemos esas reformas. Todavía no hay acuerdo político, entre lo deseable y razonable hay un trecho y como no han querido sacar lo deseable nos quedamos sin lo razonable.
Yolanda Díaz dejó la autoridad del partido que fundó, Movimiento Sumar, pero sigue siendo la presidenta del grupo parlamentario ademas de vicepresidenta del Gobierno. ¿Hasta qué punto está metida e interviene en el día a día?
Ella tiene la responsabilidad del Ministerio que la absorbe en la parte mayoritaria de su trabajo. En la vida partidaria ella no está en los debates que estamos teniendo, viene a los grupos de coordinación, entra en los debates pero desde una posición discreta, nunca profética, desde el punto de vista de una compañera que trabaja en un Ministerio pero que escucha y se apoya en los diagnósticos que oye.
«Cuando hemos colaborado con ERC y Bildu ha sido siempre ejemplo de éxito»
En el Estado español que no es Madrid a veces cuesta entender por qué partidos con mucha afinidad ideológica están separados, al menos en las papeletas, ya que eso causa daño en el reparto de escaños. ¿Le gustaría una unidad a la izquierda del PSOE al menos al estilo que hubo en 2023?
Yo aspiraría a mucho más, siempre he echado en falta que las distintas izquierdas tuviéramos ese espacio de casa común, yo no creo que sea necesario aspirar a montar listas electorales conjuntas. Puede tener sentido en algunas circunscripciones que no son las vascas y catalanas y las culturas políticas de izquierda ahí están muy asentadas. Nunca he aspirado a una lista conjunta por ejemplo con EH Bildu por más que me unan muchos temas; ellos operan en su circunscripción y nosotros en el Estado. Lo que sí echo de menos es que haya un espacio de coordinación mejor. Echo de menos que no hayamos podido apretar de manera sincrónica para sacar adelante más medidas. Cuando hemos colaborado con ERC y Bildu ha sido siempre ejemplo de éxito.
¿Qué tiene que tener un nuevo espacio plural unitario?
Más que si me gustaría eso o no, creo que no tenemos otra opción, cualquier otra opción es suicida. En todas las organizaciones de ámbito estatal que tenemos un proyecto de izquierda transformadora tenemos la obligación de juntarnos y llevar adelante el programa lo más lejos posible. El compromiso de unidad es el compromiso de sacar adelante un programa.
¿Que si queremos repetir la experiencia? Por supuesto. ¿Que si 15 Ó 20 partidos? Todo sería bienvenido. Hay que construir la bases para que se pueda hacer. En 2023 lo que conseguimos fue meritorio, en poco tiempo pudimos ser capaces de ponernos de acuerdo en metodología de trabajo y estrategia parlamentaria, fue un ejemplo de éxito. Si queremos que esto continúe tenemos que institucionalizar el espacio y eso quiere decir hacer lo que intentamos ahora, que es fijar normas claras, pocas pero claras, para interlocutar y operar articuladamente. que no quede al albur de unas elecciones o compromiso que tengamos sino que esa institucionalidad quede a medio o largo plazo para que las próximas generaciones encuentren una casa común.
¿Y qué lo impide? ¿Hay un problema de tonos más que de convicciones?
Hay un problema de tono y hacen falta dirigentes como Irene de Miguel, eso es lo que nos hace falta. Gente que habla de programa, de unidad, de acción conjunta. Las experiencias autonómicas que se pueden dar son fundamentales ahora. Hablo de Extremadura porque es la que ha generado inmediatamente una lista unitaria. Tiene que servir de ejemplo para todos en el Estado, la clave ha sido esa, no la lógica del ‘quítate tú que me pongo yo’ sino una lógica de trabajo conjunto sin pedir el carnet a nadie, en favor de los extremeños. Tenemos que reproducir en el resto del Estado de manera mas institucionalizada, reglamentada, que no dependa tanto de los personajes carismáticos como Irene de Miguel sino que podamos fiarnos de la propia lógica de trabajo.
«Hay que ponerse a construir una casa común y generar las reglas»
Y el problema de tono, ¿cómo se resuelve?
El mal tono viene derivado del ensimismamiento, cuando lo que estás defendiendo son intereses de facción entonces el tono se dispara. No quiere decir que no haya críticas, pero lo lamentable es que luego no surjan las agendas de trabajo correspondientes. ¿Cómo se logra esa izquierda amable que necesitamos todos? S logra fijando bien cuál es el adversario, los puntos comunes y a partir de ahí considerar que el compañero es un camarada y no un adversario. Esa sensación de camaradería se logra cuando se dan las batallas juntos y o ganamos todos o sangramos todos. Ese es el buen tono que nos tenemos que dar entre nosotros en contraposición con el tono guerrero. Tan importante es esa energía de contestación hacia fuera como la de solidaridad hacia dentro.
¿En Sumar se ha logrado eso? Parece que el último año ha habido mejor sinergia en el grupo...
Nuestros diputados lo han entendido bien. Eso no significa que no se den los debates, los debates se dan y con la intensidad que se tienen que dar. De lo que se trata aquí no es tener razón individualmente sino generar una inteligencia colectiva que nos permita avanzar. Las cosas se dicen y las diferencias se discuten, lo que sí que no hay es una voz de mando que calle a todas las voces alternativas. Hay que ponerse a construir una casa común y generar las reglas.
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