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«El policía me dijo: ‘Si no quieres acabar como el chaval, márchate’»

Una Sala Bilborock en la que no cabía un alfiler acogió ayer el estreno del documental ‘Crónica de una herida abierta’, que resume con detalle y emoción qué ocurrió en la muerte de Iñigo Cabacas. Con testimonios tan terribles como el de Laia, la joven de Málaga que lo atendió.

El director del documental, Karlos Trijueque, junto al director de GARA, Iñaki Soto, minutos antes del estreno. (Monika del VALLE/ARGAZKI PRESS)

Tras un esfuerzo «titánico» realizado «en unas pocas semanas y casi a contrarreloj», el trabajo ‘Crónica de una herida abierta’, del director sestaoarra Karlos Trijueque, vio ayer la luz de manera oficial en la Sala Bilborock. Registró un auténtico llenazo para presenciar un trabajo que pretende esclarecer, arrojar luz, sobre el ‘caso Cabacas’ y explicar de la manera más detallada posible qué ocurrió aquel infausto 5 de abril de 2012.

Para componer ese puzzle el autor ha contado con decenas de testimonios de amigos y familiares del joven basauritarra fallecido por un pelotazo, además de con la visión de la abogada de la familia, Jone Goirizelaia, y de algunos periodistas como el director de GARA, Iñaki Soto, Martxelo Otamendi, Dani Álvarez o Josean Izarra. La cinta ha incorporado igualmente las grabaciones difundidas por GARA, Naiz e Info7 el pasado lunes, con las conversaciones entre los agentes desplazados al lugar y el mando de la comisaría de Deustua producidas justo antes, durante y después de la carga.

El documental discurre de forma cronológica. Tras un breve prólogo que aúna imágenes de la niñez de Cabacas junto a varios recortes de prensa de aquellos días, la obra sitúa al espectador en las horas previas al partido de cuartos de final de la Europa League que el Athletic disputó con el Schalke 04 alemán. El testimonio de algunos futbolistas rojiblancos como Carlos Gurpegui o Andoni Iraola refleja la euforia colectiva que aquel día tomó todas las calles del botxo, y el autor aprovecha esta primera fase para presentar a la gran mayoría de testigos que aparecerán durante esta cinta de cerca de una hora.

Es en esta presentación cuando aparecen Laia y Roberto, una pareja de malagueños que se encontraban en Euskal Herria y que, absolutamente perplejos todavía y muy conmovidos, relatan los pormenores de la carga mortal. Varios amigos de Cabacas ayudan al espectador a hacerse una composición de lugar, que se completa con las grabaciones desveladas por GARA.

Todos ellos coinciden en varios puntos, como que en aquel momento no había ningún incidente que justificara aquella actuación policial o que los agentes dispararon de forma directa a quienes allí estaban.

Son los propios amigos quienes van llevando al metraje al fatal momento en el que Iñigo fue alcanzado. «Vi unas piernas, a una persona tirada en el suelo, pero no sabía que era Pitu», explica compungido su amigo Koldobika. Sus otros compañeros intentaron auxiliarle, buscar ayuda en los ertzainas. No pudieron. «Me acerque a los agentes con un móvil en la mano, gritándoles que pidieran una ambulancia, que nuestro amigo estaba herido. Me cosieron a porrazos», añade Joxean.

Es Laia quien retoma el relato en uno de los momentos más duros del documental: «Iñigo tenía una herida muy grande y sangraba muchísimo -narra sin poder contener las lágrimas-. Intenté que no se desangrara, pero no pude». «Un agente de policía me llegó a decir: ‘Si no quieres acabar como el chaval del suelo, márchate de aquí’», completa su relato.

La parte final del documental se centra en las consecuencias del fallecimiento, teniendo la comparecencia parlamentaria de Rodolfo Ares y Antonio Varela como eje principal. Las confusas explicaciones del que fuera consejero de Interior se intercalan con el análisis de varios periodistas y con las comunicaciones difundidas por GARA, dejando claro que en aquella aparición pública no se ofreció toda la información de que disponía la Ertzaintza. Comenzando por las grabaciones.