El sonido, ese gran incomprendido
El jazz flamenco volvió a ser el principal protagonista de la tercera jornada del Jazzaldia donostiarra, la noche del viernes, con las actuaciones del trío formado por Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino di Geraldo y el dúo de Chicuelo y Marco Mezquida.
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La primera actuación de la plaza de la Trinidad se inició con un homenaje a la compleja pero a la vez divertidísima música del siempre genial Frank Zappa (1940-1993) a cargo de un octeto de músicos valencianos formado por Javier Vercher (saxo tenor), Voro García (trompeta), Toni Belenguer (trombón), Iván Cebrián (guitarra), Santi Navalón (teclados), Julio Fuster (bajo y contrabajo) y Miquel Asensio (batería), todos ellos capitaneados por el saxo alto Perico Sambeat.
Iniciaron su actuación con ‘Zomby Woof’, tema publicado en el disco ’Over-Nite Sensation’ (1973), y ofrecieron una selección de adaptaciones al jazz de varias piezas de diferentes épocas del norteamericano. Sonaron, entre otras, ‘It Must Be A Camel’, del disco ‘Hot Rats’ (1969), ‘Don’t You Ever Wash That Thing’, grabada en directo en 1974 y publicada en ‘You Can’t Do That On Stage Anymore, Vol. 2’ (1988), ‘For Calvin (And His Next Two Hitch-Hikers)’, perteneciente a ‘The Grand Wazoo’ (1972), ‘Inca Roads’, de ‘One Size Fits All’ (1975) y ‘I Promise Not To Come In Your Mouth’, también grabada en directo y publicada en ‘Zappa in New York’ (1977).
Como bis interpretaron ‘Imaginary Diseases’, grabada asimismo en directo en 1972 y publicada en un álbum homónimo en 2006.
Los ocho músicos estuvieron brillantes y la selección del repertorio fue muy acertada, si bien se echaron en falta muchos de sus clásicos, algo por otra parte lógico dada la extensión de la obra del estadounidense.
Sin embargo, hemos de puntualizar que la actuación se vio perjudicada por un pésimo sonido de directo probablemente consecuencia de la complejidad de la plantilla instrumental empleada, pues todos los vientos llevaban doble microfonía y amplificación aparte por la necesidad de utilizar diferentes pedaleras de efectos para modificar los timbres originales de los instrumentos.
‘El Trío’: Público dividido
No ocurrió lo mismo en la segunda parte del concierto, pues cuando subieron al escenario el flautista y saxofonista madrileño Jorge Pardo, el bajista eléctrico catalán Carles Benavent y el baterista asturiano Tino di Geraldo, el sonido fue infinitamente mejor, aunque tal vez la flauta estuviese en un excesivo primer plano.
La formación conocida simplemente como ‘El Trío’ presentó su tercer trabajo discográfico, ‘Flamenco Leaks’ (Mapa Records, 2019), ofreciendo una combinación de piezas originales con adaptaciones de fragmentos de obras de autores como Vicente Amigo, Camarón de la Isla, Paco de Lucía o Chick Corea, siempre en la órbita del mundo flamenco, no en vano los tres instrumentistas han desarrollado sus carreras en este ámbito.
El virtuosismo de los tres músicos es absolutamente innegable, algo que llega al máximo grado en el caso del bajista catalán, cuya originalidad y destreza son verdaderamente extraordinarias. Sin embargo, la sensación general del concierto resultó dicotómica a oídos del público, pues si bien una buena parte del mismo quedó fascinado ante tal maestría instrumental, otra parte del público quedó hastiada de tanto individualismo y autocomplacencia.
Efectivamente, la suma de las partes no siempre es equivalente al todo y, por ello, a pesar de que la sensación inicial del concierto fue indudablemente de emoción y sorpresa, incluso fascinación, a medida que iban transcurriendo los minutos esta sensación fue tornándose bastante tediosa para varios de los que asistieron al concierto, entre los que se encuentra quien les escribe, llegando incluso a alcanzar el culmen del aburrimiento.
Más flamenco en el Victoria Eugenia: Chicuelo & Mezquida
Algo totalmente contrario sucedió en el concierto celebrado ayer por la tarde en el teatro Victoria Eugenia, en el que también fue protagonista el mestizaje entre el flamenco y el jazz. En esta ocasión, de la mano del grupo formado por dos auténticos prodigios: el guitarrista catalán Juan Gómez ‘Chicuelo’ y el pianista menorquín Marco Mezquida, que presentaron su segundo trabajo discográfico, ‘No hay dos sin tres’ (2019), cuyo título hace referencia al a menudo olvidado tercer componente de la formación, el percusionista Paco de Mode.
El recital, compuesto íntegramente por piezas originales compuestas por el guitarrista y el pianista al cincuenta por ciento, se inició con “Romesco”, para continuar con ‘Menorca’ y la sardana por bulerías ‘Sin espinas’, dedicada a Sílvia Pérez Cruz y construida a partir de ‘La Santa Espina’, el himno compuesto por Enric Morera (1865-1942) que fue prohibido durante las dictaduras de Primo de Rivera y Francisco Franco y que, como apuntaron, constituye toda una declaración de intenciones.
Continuaron con ‘Camino’, un zapateado compuesto por el guitarrista para la banda sonora de la película ‘Blancanieves’ que recibió el Premio Goya 2013 a la mejor canción original.
Siguieron la rumba ‘Engaño’, la suite en ritmo de seguiriya ‘Lenta, andante y trepidante’ y ‘Canción de Tina’, composición dedicada a la ahijada del mahonés. Finalizaron su brillantísima actuación con ‘Gloria bendita’ para posteriormente ofrecer la propina ‘Al sol’, pieza perteneciente al primer trabajo discográfico de la formación, ‘Conexión’ (2017).
Los tres músicos estuvieron soberbios, demostrando un virtuosismo extraordinario y a la vez nada cargante que tal vez se vio ligeramente perjudicado por el hecho de que la ecualización del sonido no fue lo óptima que merecía la ocasión, ya que la percusión estaba excesivamente presente, dejando al piano ligeramente en un segundo plano.
Esto fue consecuencia de que el habitual técnico de sonido de la agrupación no pudo estar presente en el concierto donostiarra. Aun así, fue un concierto de los que no se olvidan.
Salvador Sobral presentó una selección de boleros en el Kursaal
Los que asistieron al Kursaal esperando escuchar ‘Amor pelos dois’, el tema con el que Salvador Sobral se proclamó vencedor del certamen de Eurovisión en el año 2017, se quedaron con las ganas. Y es que al cantante portugués no le hizo falta recurrir al tema que le hizo popular, pues consiguió meterse al público en el bolsillo con su buen hacer, su natural simpatía, sentido del humor y un directo perfectamente diseñado para cautivar a la audiencia.
Acompañado por el pianista Víctor Zamora, el contrabajista Nelson Cascais y el baterista André Sousa Machado, presentó un repertorio interpretado íntegramente en castellano que en su mayoría está recogido en su último trabajo discográfico, ‘Alma nuestra’ (Warner, 2020).
Sonaron ‘Silencio’, ‘Oh vida’, ‘Si me comprendieras’, ‘Tú mi delirio’ y ‘He perdido contigo’, un tema nuevo que no figura en el disco. A continuación, ‘No me platiques más’, ‘Alma mía’, ‘Si me pudieras querer’ y ‘Tú me acostumbraste’, single del citado disco en el que el portugués aprovechó para pedir al público que le vitorease como si se tratase de «un concierto de Bon Jovi», algo que además consiguió con creces.
Habló bastante en euskara, recordó su actuación donostiarra de 2018 y confesó que al finalizarla sufrió una terrible gastroenteritis pues, a raíz de su trasplante cardíaco, tiene una baja inmunidad no compatible con determinados pintxos, cantó imitando el sonido de una trompeta a la que incluso añadió el tradicional efecto de “growl”, rapeó en portugués e hizo cantar al público en un par de ocasiones.
Tras un «heldu da azkeneko abestia» interpretó ‘La gloria eres tú’, tema que cantaba Olga Guillot y a la que imitó al principio para posteriormente pasar a su propia versión a ritmo de swing. Los bises fueron ‘La felicidad’, de Pablo Milanés, que cantó únicamente con acompañamiento de piano y, ya con el grupo, ‘Alma con alma’ y ‘Vereda tropical’ sirvieron para cerrar un delicioso concierto, si bien algunos espectadores de las primeras filas se quejaron de la falta de amplificación en la zona delantera y que tuvieron que escuchar el concierto únicamente por el sonido que emitían los monitores.
Sobral mostró que no es necesario poseer una voz prodigiosa para emocionar a la audiencia, sino que esto también puede lograrse a base de buen gusto y sensibilidad, pues el portugués demostró que, aunque sea trasplantado, su corazón funciona de maravilla.