INFO

Conte envía barcos a Lampedusa para acoger migrantes y paliar la crisis

El Gobierno italiano ha proporcionado cinco barcos para acoger a las 1.500 personas que se encuentran hacinadas en el centro de acogida de Lampedusa tras los últimos rescates que han generado un choque entre las autoridades locales y el Ejecutivo central. La UE se lava las manos y se limita a pedir cooperación entre los Estados miembros.


La situación en el Mediterráneo central se ha agudizado en los últimos días después de que varios barcos de ONG realizaran rescates. El buque Louise Michel, financiado por el artista callejero Banksy, transfirió los casi 200 migrantes que transportaba a otro barco de salvamento, el Sea-Watch 4, después de que necesitara la intervención de la Guardia Costera italiana para desalojar a parte de sus pasajeros por sobrecarga en cubierta.

Ahora el Sea-Watch 4, que cuenta con 353 personas a bordo, espera la autorización de un puerto seguro para desembarcar mientras Italia vive un tenso pulso entre el Gobierno de Sicilia y las autoridades centrales por la gestión de la migración. La isla ha ordenado la salida de los migrantes en situación irregular alojados en los centros de recepción de la región y ha prohibido nuevos desembarcos en la isla, ante las críticas a Roma por tratar «como ganado» a los rescatados.

Además, el presidente de la región de Sicilia, Nello Musumeci, vinculó el auge del coronavirus en la isla la migración, mientras que el Ministerio del Interior italiano se negó a cerrar los centros y argumentó que la política de seguridad compete al Ejecutivo central, tal y como sentenció la Justicia italiana tras un primer intentó de Musumeci de cerrar los centros de acogida.

En mitad del pulso entre Gobiernos, el alcalde de Lampedusa, Totó Martello, anunció el domingo una huelga para exigir que se descongestione la isla de migrantes, que fue desconvocada después de que el Gobierno de Giuseppe Conte decidiera enviar cinco barcos para acoger a los cerca 1.500 inmigrantes llegados allí en los últimos días.

En el centro de acogida de la localidad, que tiene una capacidad para cerca de dos centenares de personas, se encontraban hacinadas 1.500 tras el último desembarco de un pesquero con 370 personas. Aunque a los migrantes se les toma la temperatura y se les realiza la prueba del coronavirus, después no hay posibilidad de guardar ningún tipo de distancia de seguridad.

Ante la protesta del regidor, el Ejecutivo procedió durante la noche a evacuar a 307 personas y también aprobó el envío urgente de tres nuevos barcos de pasajeros para alojar a los migrantes y mantenerlos 14 días de cuarentena hasta ser reubicados en otros lugares, barcos que se sumaron a otros dos que ya cumplían la misma función. Además, tanto Martello como Musumeci fueron convocados a Roma por el primer ministro para hablar de la emergencia en la región italiana.

Desde el viernes, antes de ese desembarco de 370 personas, una treintena de pequeñas barcas, mayoritariamente procedentes de las costas tunecinas, habían alcanzado la isla con 500 personas a bordo. El presidente de Sicilia, en el poder gracias a una alianza de la derecha y la extrema derecha, señaló que la región «no puede seguir pagando la indiferencia de Bruselas y el silencio de Roma».

Frente la situación del Mediterráneo, la tímida y tardía respuesta de la Unión Europea (UE) llegó finalmente ayer, mediante una petición de la Comisión Europea a los Estados miembros para que se coordinen y gestionen el rápido desembarco de migrantes rescatados en los distintos barcos de ONG.

Ante la negativa de las autoridades italianas y maltesas, Bruselas insistió en que una vez las personas hayan sido rescatadas en el mar «es importante que sean desembarcadas rápidamente para garantizar su seguridad y la de la tripulación».

Grecia construye nueva valla

El Gobierno de Grecia ampliará por su parte la vigilancia de su frontera terrestre con Turquía con la construcción de una nueva valla para impedir la llegada de migrantes, cuando las relaciones entre ambos países empeoran día a día.

El ministro griego de Protección Ciudadana, Mijalis Jrisojoidis, presentó ayer en el Gabinete sus planes para la construcción del muro, que previsiblemente estará lista en un máximo de ocho meses.

La nueva valla, de unos 30 kilómetros de largo y cinco metros de alto, será instalada en la parte sur de la frontera terrestre con Turquía. En su parte superior, estará dotada de planchas de metal de 1,25 metros de altura y coronada por alambre espino. Con estos dos refuerzos, el Gobierno del conservador Kyriakos Mitsotakis pretende blindar la frontera frente a todo intento de cruce. El coste de la valla alcanzará 63 millones de euros, según el Gobierno griego.

El plan prevé, asimismo, la construcción de varias torres de observación con el objetivo de controlar los movimientos de migrantes en Turquía. Al final de febrero, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció la apertura de las fronteras de su país con la UE e invitó a decenas de miles de refugiados y migrantes a ir a Europa a través de la frontera greco-turca.

Durante alrededor de veinte días, en medio de una guerra verbal entre ambos países, la Policía y el Ejército griego repelieron a cientos de migrantes con uso masivo de gases lacrimógenos y disparos de armas de fuego. Los enfrentamientos se saldaron con la muerte de dos personas.