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La homosexualidad reprimida en Guatemala

TEMBLORES
Guatemala-Estado francés. 2019. 107’                               Dir. y guion: Jayro Bustamante. Prod.: Jayro Bustamante, Gérard Lacroix, Pilar Peredo, Georges Renand y Edgard Tenenbaum. Int.: Juan Pablo Olyslager, Mauricio Armas Zebadúa, Sabrina de la Hoz, Rui Frati, Diane Bathen, Magnolia Morales, Enrique Argüello, Sergio Luna. Fot.: Luis Armando Arteaga. Mús.: Pascual Reyes. Mont.: César Díaz y Santiago Otheguy.

Sabrina de la Hoz es la guardiana del centro de rehabilitación. (NAIZ)

La Berlinale, entre otros cambios, va a retirar de su habitual palmarés el premio Alfred Bauer, por la posible filiación nazi de este personaje histórico. En cualquier caso quedará como un prestigioso galardón, y que el guatemalteco Jayro Bustamante lo ganó con su admirada ópera-prima ‘Ixcanul’ (2015), en la que retrataba a una mujer de la etnia maya cakchiquel enfrentada a los contrastes entre la vida indígena y el mundo moderno.

Volvía a sorprender con el original thriller terrorífico ‘La llorona’ (2019), que obtuvo en La Habana el Premio Especial Jurado, gracias a su tratamiento insólito de la leyenda tradicional. En la actualidad ya prepara un cuarto largometraje titulado ‘Gallo gallina’, pero antes presentaba en la sección Panorama de la Berlinale ‘Temblores’ (2019) con una excelenta acogida crítica, además de ganar en Donostia el premio Sebastiane.

‘Temblores’ (2019), que se titula así por los constantes movimientos sísmicos que sufre Guatemala, en cuanto figura simbólica de la conmoción que supone en una familia pudiente de la capital del país la decisión del protagonista de dejar a su esposa, hija e hijo, para emparejarse con una persona de su mismo sexo. En cualquier otro contexto social pasaría por una historia más sobre prejuicios homofóbicos, pero en el volcán geopolítico centroamericano se convierte en uno de los retratos más duros e impactantes que se hayan hecho sobre el tema, entre otras razones debido a que en Guatemala la homosexualidad se relaciona automáticamente con la pedofilia, de ahí que todos sus familiares nieguen a Pablo (Juan Pablo Oyslager) la más mínima posibilidad de acercamiento a sus hijos.

Pero lo más doloroso es su estigmatización a manos de la comunidad fanática de evangelistas cristianos a la que pertenece, siendo sometido a una represiva cura de rehabilitación más carcelaria que otra cosa.