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Sobre el nombramiento de Andoni Aldekoa para EiTB

Iñaki Soto, director de GARA.

Claro que no estoy de acuerdo con la manera en la que se ha elegido a Andoni Aldekoa como director general de EiTB. Creo que un sistema de concurso, en el que se expongan los proyectos y se conozcan los equipos, es mejor para la gobernanza y para la necesaria reforma del ente. Haciendo un repaso mental de las personas que pueden dirigir esa casa hoy en día, creo que Aldekoa podría ganar fácilmente ese concurso. Para ganarlo hubiese presentado un proyecto y un equipo muy buenos, que además hubiese crecido en el contraste con otros. Eso le habría fortalecido, de la misma manera que este arranque lo debilita.

Esta debilidad es mala. Porque el reto que tiene EiTB por delante es tal que necesita de toda la fuerza que pueda reunirse. Pienso que el PNV hacía una apuesta poniendo a Aldekoa en este puesto. El relato de que está negociado con el PSE y que el nombramiento se debe a que tiene una sensibilidad con las víctimas de ETA –que no digo que no la tenga– es una patraña. Hay que recordar que, cuando salió de Lehendakaritza rumbo al Palacio Euskalduna, el PSE preguntó al Gobierno cómo así y cuánto cobraba. El relato se distorsiona por igual en los grandes cuentos y en las pequeñas pinceladas.

Volviendo a lo importante, el PNV puede haber puesto a Aldekoa en EiTB con dos objetivos. Por un lado, para frenar la pérdida de influencia social de este medio y defender su función dentro de la maquinaria demoscópica del partido. Es decir, para defender el papel que juega en la reproducción del sistema clientelar vasco y el papel del partido en ese sistema. Por otro, puede tener la voluntad de hacer esa reforma pendiente, y para eso necesita alguien con el talento y las conexiones necesarias para llevar semejante labor adelante. Evidentemente, desde el punto de vista del partido ambas misiones serían complementarias. Desde mi punto de vista, son incompatibles.

Es imposible hacer de EiTB una radiotelevisión pública al servicio de los grandes retos y debates del país si no deja de ser una cadena gubernamental. Si no rompe con los equilibrios de poder funcionales y con las inercias que han degenerado su misión y su capacidad. Si no libera y activa al capital humano más dinámico y comprometido, inhibe al tóxico y margina al mediocre. EiTB no podrá ser otra cosa que lo que es si no se arriesga a tener que ganar la elección de su director general en un concurso de méritos, proyectos y equipos.

Respecto al debate sobre la filiación política de Aldekoa, una de las cosas que peor llevo en estos años participando en programas de EiTB es debatir con gente que va de independiente y tiene carnet de partido. Me disgustan especialmente los «uniberchitarios», que diría Federico Krutwig. Prefiero saber de qué partido son mis interlocutores. Eso sí, creo que los directores de medios de comunicación debemos mantener en suspensión la militancia partidaria. Más en el caso de la radiotelevisión pública. De lo contrario, es difícil tener la libertad de decir cosas que no coincidan con lo que dicta tu partido.

[Aviso que no conozco personalmente a Andoni Aldekoa: una vez nos presentaron en un concierto y no hemos coincidido nunca más. Le deseo suerte, y fuerza.]