La adaptación de Nicolas Roeg se revaloriza

Aunque en su día no se valoró como merecía, al igual que el resto de la filmografía del británico Nicolas Roeg, la adaptación de 1990 del cuento de Roald Dahl, es ahora cuando se revaloriza en su justa medida al comprobar que con muchos más medios y una teconología punta Robert Zemeckis no ha podido superarla.

Algo se ha debido de perder por el camino en “Las brujas” (2020), porque nadie diría que en origen se trata de un proyecto de los mexicanos Guillermo Del Toro y Alfonso Cuarón, ya que el resultado final presenta una desnaturalización del texto original, que pierde la transición de la leyenda nórdica al paisaje de las islas británicas de acuerdo con la ascendencía noruega del autor galés, para trasladar la acción a la Alabama racista de los años 60, dentro de un contexto totalmente diferente, y que solo se entendería en aras a conseguir una ambientación más exótica.

Aquí el niño protagonista destinado a transformarse en ratón es el afroamericano Jahzir Kadeem, con la voz de Codie-Lei Eastick en su fase roedora. Su nuevo perfil étnico permite que Octavia Spencer lo borde como su abuela, pero en lo relativo a su archienemiga blanca la Gran Bruja se echa de menos a la Anjelica Huston de la película precedente, ya que Anne Hathaway no luce igual de inquietante bajo su apariencia normal.