INFO
Elkarrizketa
Lorea Ureta
Asociación de trabajadoras de hogar de Bizkaia ATH-ELE

«La pandemia ha agravado los problemas que ya existían»

La pandemia ha puesto los cuidados en primera línea de debate. La importancia de estos trabajos es incuestionable, pero la precariedad que se vive no se corresponde con su relevancia. Lorea Ureta, de la asociación ATH-ELE, realiza una radiografía de la situación de las trabajadoras de hogar.

Lorea Ureta. (Marisol RAMÍREZ/FOKU)

Las trabajadoras de hogar son esenciales para la vida de las personas, pero ¿son reconocidas como tales?
A día de hoy todavía no son reconocidas verdaderamente como trabajadoras esenciales. Aún así, desde nuestra asociación queremos resaltar que la situación en los últimos 10 años ha cambiado muchísimo. Ahora es un sector que entra en la agenda política de partidos y sindicatos, y aunque todavía no hemos llegado a niveles que serían interesantes, hay una tendencia de mejora.

¿Cómo definiría las actuales condiciones de trabajo?
Ahora mismo las definiría como precarias. Hay dos principales problemas en el sector. El primero es que a día de hoy no tienen reconocidos los mismos derechos que el resto personas trabajadoras, porque a nivel laboral siguen teniendo un decreto especial. En el ámbito de la seguridad social, a pesar de estar en el régimen general, no tienen los mismos derechos. Por ejemplo, no tienen reconocido la prevención de riesgos, por lo tanto, hay una discriminación legal. 

Por otro lado, las administraciones no han puesto las herramientas necesarias para que esos derechos que marca la ley se conviertan en realidad. Por ejemplo, las trabajadoras de hogar tienen una jornada máxima de 60 horas a la semana, pero al no haber herramientas para controlar ese horario, nos encontramos con que alrededor del 77% de las trabajadoras internas trabajan más.

¿Cree que la pandemia ha puesto aún más en evidencia estas vulneraciones?
La pandemia lo que ha hecho ha sido agravar los problemas que ya había y que ya veníamos denunciando. Muchas de las trabajadoras se han tenido que quedar durante meses en los domicilios donde vive el empleador. Ha habido carencias administrativas a la hora de cubrir algunas situaciones. Por ejemplo, si un empleador tenía covid y la trabajadora no se había contagiado, ¿en qué situación laboral quedaba la trabajadora? ¿Tenía que ir a trabajar? ¿Si no iba cobraba? Esto fue una gran incógnita.

¿Ha habido ayudas económicas durante la pandemia?
Sí, pero a día de hoy sabemos que todavía hay trabajadoras que no la han cobrado. El 14 de marzo entró en vigor el estado de alarma, y durante 15 días las trabajadoras de hogar vivieron una situación de completo desconocimiento, no sabían cómo tenían que proceder o si en el caso de no poder ir a trabajar iban a tener ayudas. A principios de abril, el Gobierno español anunció que iba a haber un subsidio extraordinario para estas trabajadoras, sin embargo hasta un mes después no se pudo empezar a solicitar. El 5 de mayo, muchas trabajadoras comenzaron a pedir ese subsidio, y la primera que sabemos que lo recibió fue el 31 de julio. Hace tres semanas denunciamos el caso de una trabajadora que todavía no lo había cobrado.

Hace un año eran 35.600 las personas dadas de alta en el régimen de trabajadoras del hogar en Hego Euskal Herria, 28.500 en la CAV y 7.100 en Nafarroa. ¿Cuántas calcula que hay en economía sumergida?
Pues la economía sumergida en este sector no es tanta como se piensa. Según nuestras estadísticas, de las trabajadoras que han acudido a nuestra asesoría solo el 10% no están dadas de alta en la seguridad social. Esta es una cifra que ha cambiado de forma radical desde el último cambio legislativo de 2012. Evidentemente, esta cifra no tiene en cuenta a las trabajadoras sin papeles, ya que estas no pueden estar dadas de alta.

¿Qué dificultades extra tienen las mujeres migrantes y las que no tienen papeles?
Efectivamente, el ser extranjera hace que se sumen ciertas dificultades. La ley de extranjería es absolutamente hipócrita y permite que haya trabajadoras extranjeras durante tres años, que se sabe que están trabajando, y no permiten que estén dadas de alta en la seguridad social.

En muchas ocasiones, estas trabajadoras toleran situaciones laborales más precarias bajo la promesa de que se les va a tramitar los papeles cuando llegue el momento. Y muchas veces, cuando llega ese momento son despedidas.

Un convenio colectivo mejoraría la situación de las trabajadoras…
Un convenio estaría bien. Pero ahora mismo, con la legislación laboral que hay, necesitaríamos una parte empleadora que ahora mismo no está organizada. Estaríamos muy contentas de que hubiese un cambio legislativo para que fuese posible. Un cambio legislativo en la seguridad social también sería muy positivo. Para que se garantice el desempleo y que las trabajadoras puedan cotizar por salarios reales. Esto último sería un gran hito.

La campaña de regularización del sector se ha quedado un poco a medias. Se ha dado un paso, pero hay que seguir avanzando

¿Qué valoración hacen de la última campaña de regularización?
Estamos con la alegría contenida. Esta regularización se ha llevado a cabo tras dos años de lucha para que se controlasen las bases de cotización y los salarios, y la verdad es que se ha quedado un poco a medias. Solo ha controlado a las trabajadoras que estaban dadas de alta 40 horas, y no ha controlado que esas trabajadoras realmente estén trabajando más horas. Por otro lado, a todas no se les ha controlado con efecto retroactivo los años 2019 y 2020. Por lo tanto, ¿qué pasa con las trabajadoras que en espacio de tiempo han sido despedidas?  Se ha dado un paso, pero es un paso en un camino en el que se tiene que seguir avanzando.

¿Qué reclaman?
Que todas las cotizaciones desde el 1 de enero de 2019, que es cuando el SMI tuvo una subida importante, sean revisadas. Tanto las que tengan contrato en vigor, como las que no, e independientemente de la jornada que realicen; que se controle que lo que se notifica con respecto al sueldo y a las horas trabajadas sea lo real, porque en muchos casos no lo es. También exigimos que a las trabajadoras que no tengan papeles se les regularice inmediatamente y puedan estar dadas de alta en la seguridad social.