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Blusas, neskas, forasteros y super héroes en la noche gasteiztarra

¿Sábado por la noche en las fiestas de Gasteiz? ¿Qué puede pasar? La respuesta breve: de todo. La respuesta extensa la encontrarán en este texto.

La Kutxi, llena de gente durante las fiestas de La Blanca. (NAIZ)

22.30 toca apagar el ordenador, atarse las abarcas y bajar para el 'Itsas', donde esperan los retales de una cuadrilla de blusas y neskas no oficial que no ha logrado consensuar el color del pañuelo fiestero. El de cuadros va ganando terreno, pero el rojo todavía resiste en algunos cuellos. En lo que parece que sí nos hemos puesto de acuerdo es en el color de la blusa: negra. La mejor opción para poder llevarla durante cinco días sin tener que lavarla a diario.

En la terraza del bar hay una fauna diversa. Blusas y neskas, los integrantes de una txaranga e incluso dos super héroes de barrio. Batman y Robin, este último con txapela. Llama la atención que Robin es bastante más alto que Batman, que arrastra decenas de latas a modo de penitencia. Horas antes estarían llenas, porque el nivel etílico es alto, y la noche acaba de empezar.

Un par de tragos y llega el momento de enfilar el camino hacia Alde Zaharra. Mejor entrar a la Kutxi desde un cantón que plantear una acción frontal desde la cuesta de San Francisco. No obstante, se trata de una operación complicada, no apta para escrupulosos, ya que los cantones son el lugar escogido para miccionar por aquellos que no saben que en los bares, generalmente al fondo a la derecha, hay váteres donde puedes mear sin joder al vecindario.

Pasamos los charcos y entramos, por fin, en la Kutxi. Como era de esperar en la calle no cabe ni un alfiler, pero la situación es distinta en el interior de muchos bares. Ya sea por el calor, o por el ambiente que dan las txarangas, muchos piden en la barra y salen de inmediato a la calle. Y nosotros no vamos a ser los raros. Además, en Gasteiz el invierno es largo, y hay tiempo de sobra para cantar en los bares.

Las txarangas echan mano de piezas clásicas para animar al personal. 'No hay tregua', 'Txus'... pero la cosa va cambiando según nos acercamos al Farolón. Comienzan a sonar entonces otras canciones, diferentes, a veces incatalogables. ¿Trap?, ¿reggaeton?... En vista de la situación decidimos que ha llegado el momento de ir a las txosnas, haciendo una parada de rigor la plaza de Arka, donde está tocando Joselu Anaiak..

Se han convertido en una tradición, y este año les hemos visto unas cuantas veces: San Prudencio, fiestas de Arana... Pero nunca esta de más echar un bailable al son de Marina. Como era de esperar no cabe un alfiler, y la edad media es más baja de lo esperado. Las alarmas saltan cuando se acaban los potes. Estamos lejos de nuestra zona de confort, y pedir un katxi en la Dato es un privilegio en estos tiempos de inflación.

Un grito del grupo de cabeza nos pone a todos de nuevo rumbo hacia el campus universitario. Vamos por la calle San Prudencio y de hay por San Antonio. No sé que hora es cuando llegamos a las txosnas, ni quien está tocando en el escenario. Me dirijo de cabeza a la barra de la primera carpa. He salido sin cenar y estoy que me como un elefante. La gente no espera y tiro de un plato rápido y más alavés que Celedón. Unas patatas fritas, hidrato rápido para llenar el buche y llenar las pilas de cara a una noche que promete ser larga.