El gasteiztarra Oier Lazkano se adjudica a lo grande la tercera edición de la Clásica de Jaén
El corredor del Movistar ha llegado a meta en solitario tras culminar 115 kilómetros en fuga, los últimos quince en solitario, rematando ante grandes especialistas y logrando la primera victoria vasca de la temporada.
El ciclista gasteiztarra Oier Lazkano, del Team Movistar, se ha proclamado este lunes ganador de la tercera edición de la Clásica Jaén Paraíso Interior, disputada entre las localidades jiennenses de Baeza y Úbeda con un trazado de 153 kilómetros, con un tiempo de 3 horas, 44 minutos y 21 segundos.
El vigente campeón de España en ruta ha coronado una fuga de 110 kilómetros, primero con cuatro ciclistas más y después en solitario en los últimos 13 kilómetros. El gasteiztarra ha superado a corredores como Tim Wellens (UAE Emirates), que ha sido cuarto, Sepp Kuss (Visma), sexto, y Michal Kwiatkowski (INEOS Grenadiers), séptimo, en una prueba de mucho nivel. Lazkano releva como campeones de la prueba al esloveno Tadej Pogacar (UAE Team Emirates) y al kazajo Alexei Lutzenko, vencedores en 2022 y 2023, respectivamente.
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— Movistar Team (@Movistar_Team) February 12, 2024
Oier Lazkano está completando un gran inicio de temporada, ya que, el pasado 31 de enero, en la primera etapa de la Vuelta Ciclista a Valencia, consiguió también un meritorio tercer puesto.
Al término de la carrera el gasteiztarra ha mostrado «cansado» pero «feliz» por lograr el primer tiriunfo del año. «Como dije en Burgos, ganar en España con el maillot (de campeón estatal) es también una cosa muy bonita. Estoy muy orgulloso de todo el trabajo de estos meses y muy contento de que dé frutos», ha subrayado.
El corredor del Movistar ha explicado cómo ha sido la etapa: «Se han hecho varios grupos primero, se ha cortado con el aire. Era ya el kilómetro 40 y algo, y cuando una escapada tarda más de una hora en hacerse, promete. El pelotón siempre está muy fuerte; entonces ha sido un pulso muy duro. Muy feliz de que haya dado resultado».
Asimismo, al ser preguntado por qué se siente cuando por detrás llegan corredores tan potentes como Wellens, Kuss o Kwiatkowski, ha respondido que «agonía pura. A 190 de pulsaciones tampoco se puede pensar mucho. Algún día me gustaría ganar más fácil, pero nunca es fácil».