¿Cómo y cuando empezó en el mundo de la apicultura?

Tengo primos que tienen colmenas y siempre he tenido curiosidad por las abejas, la miel… En 2019 hice un curso básico de apicultura y me gustó. Coincidí con un señor que tenía colmenas y me dejó poner unas en su terreno, me contó su experiencia, me enseñó. También un amigo me dejó otro terreno. Empecé con la cría de reinas, formándome un poco más en este campo, viendo videos… En 2022 saqué miel por primera vez.

En solo dos años tiene ya cuatro premios. Señal de que se le da bien...

Sí, eso parece (risas). Es una cosa que me gusta y me esmero. Lo que hago lo intento hacer bien, en el trabajo y en todo. Luego, las cosas cómo salen. En 2022 saqué miel por primera vez, la presenté al concurso de Santo Tomás y quedé segundo. También quedé segundo en el Campeonato de Gipuzkoa. Eso me motivó más. En 2023 me volví a presentar en Donostia y gané, en Zegama, fui tercero. Ya son cuatro premios. La verdad, me deja un buen sabor de boca.

¿Qué importancia tiene que le premien en Santo Tomas?

No es gran cosa, pero te da fuerzas para seguir. Este año llevaré de dos: una, mil flores o tipo acacia, si es miel clara; y otra, oscura, tipo brezo, castaño. A ver si hago algo, al final, es una lotería.

¿Cuál es su secreto?

La miel la producen las abejas, lo que yo hago es recolectarla, tratarla lo mejor posible para que tenga una buena calidad de humedades y asegurarme de que esté bien filtrada, sin impurezas.

¿Cuál es la clave para una buena miel?

Lo mejor sería un buen sitio con una floración distinta a la que tienen los demás, para que sea diferente. Además, si quieres mieles monoflorales, una miel específica de acacia o de castaño, por ejemplo; es un poco más complicado, tienes que estar atento. A veces se solapan distintas flores, pero si sacas una miel monofloral bastante pura, es rica, es diferente. También tiene que acompañar el clima.

¿Elabora mucha miel?

Tengo unas treinta colmenas en Oiartzun y Astigarraga. Si tienes otro trabajo es mucho, pero si quieres dedicarte a la apicultura, con eso es imposible vivir. Y menos aquí, en Gipuzkoa, porque la lluvia estropea la flor. Las abejas necesitan sol para salir y que la flor se mantenga. Está primavera ha sido muy mala, ha llovido mucho, las abejas han estado dentro y se han comido la mayor parte de la miel.

¿Elabora algún producto más?

Propoleo, pero para consumo propio y para gente cercana.

Además de participar en los concursos ¿acude a las ferias?

No. Solo la vendo a mis allegados, a las ferias no suelo ir. Es una afición, no me ha dado por ir a vender.

¿Cuánto tiempo le dedica? ¿Es sacrificado?

Soy escayolista. Le dedico tiempo los fines de semana, lo que pasa es que entre el problema de la asiática, que parece que no acaba, y la varroa -un ácaro que es como un piojo y que de septiembre a noviembre, cuando las abejas se reducen al mínimo y se debilitan, se las come- hay que estar muy pendiente.