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La Izquierda vuelve a erigirse en alternativa en Alemania

La«resurrección» relámpago del partido Die Linke (La Izquierda) ha acaparado el interés de los medios alemanes e internacionales después de largos meses en los que las encuestas lo situaban fuera del Parlamento. Podría erigirse como alternativa al SPD y a la AfD.

(KAY NIETFELD | DPA-FP)

La resurrección política de La Izquierda en las elecciones no se explica recurriendo a la Biblia sino desde la ciencia política. El aumento de un 3,9 al 8,8% de los votos, 4,4 millones de votantes, se explica porque recibió unos 700.000 votos tradicionales y otros 560.000 de votantes que desertaron de los Verdes ecologistas y del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD).

Además, pudo activar a 290.000 abstencionistas. Otros 100.000 le llegaron del Partido Liberal-Demócrata (FDP) y 70.000 de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Sin embargo, perdió a 350.000 personas que se inclinaron por su escisión, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), y otras 110.000 que votaron por la neofascista Alternativa para Alemania (AfD). Los datos proceden del instituto Infratest dimap para la primera cadena de la TV pública, la ARD.

La sangría de los Verdes y del SPD se explica por que el 95% de los votantes de Die Linke lo consideran «una buena alternativa para todos los que ya no se sienten bien acogidos» en los dos partidos. El 79% le votaron por el programa y solo el 13% por el candidato. El 69% lo hizo por convicción, el 27% por frustración.

El tema más importante de los votantes de La Izquierda ha sido la seguridad social (51%), seguida por el medio ambiente y la emergencia climática (18%), la «seguridad ciudadana» (9%) y la protección de la Paz (8%).

Aunque el 56% de los encuestados piensa que las propuestas de La Izquierda «no son realistas ni se pueden pagar», el 47% piensa que es el partido que «más se esfuerza por lograr el equilibrio social».

A ello ha contribuido que ha seguido centrándose en los temas sociales -vivienda accesible, inflación, pensiones justas- cuando los demás han copiado a su modo el mensaje contra la inmigración de la AfD. Obviamente, La Izquierda ha aprendido de sus errores que temas como el género y la diversidad, aunque son importantes, no son los que más preocupan a la mayoría social.

Las preocupaciones que impulsaron a la izquierda fueron que «la democracia y el Estado de Derecho están en peligro» (84%) y que «el cambio climático destruye las bases de nuestra vida» (82%). Preocupa también que «aumente la influencia de Rusia sobre Europa» y que «estemos indefensos a merced de Trump y Putin» (cada una el 72%).

Según Infratest dimap, La Izquierda lidera con el 27% el grupo de los que votaron por primera vez por delante de la AfD, con un 20%. El 25% de sus votantes tiene entre 18 y 24 años, el 16% entre 25 y 34 años.

En comparación con los demás partidos son ante todo las mujeres jóvenes en las ciudades (35%) las que votan a La Izquierda por encima de los Verdes (20%) mientras que los demás partidos acaparan el voto de los hombres mayores en el campo, siendo la CDU líder con el 41%.

Centrar la corta campaña electoral en la cocandidata a canciller, Heidi Reichinnek, de 36 años, fue un acierto. La candidata, del este alemán, feminista y antifascista, vivió su momento a principios de febrero tras la votación de la CDU con la AfD, el FDP y la BSW contra la inmigración. «¡A las barricadas!» exhortó.

«Friedrich Merz es el nuevo presidente honorífico de La Izquierda», ironiza el politólogo Wolfgang Schröder sobre el líder de la CDU.

Merz, y especialmente su exabrupto contra los «antifa» en vísperas del 23-F, han subrayado una característica de La Izquierda.

El partido, o mejor dicho la agencia Berliner Botschaft, encargada de la campaña en las redes sociales, aprovechó el pase para marcar un gol. Consiguió que tan solo una semana después de que la CDU dañase el cortafuegos con la AfD, Reichinnek duplicase el número de sus 100.000 seguidores en Instagram. Actualmente le siguen más de medio millón en esa red y otros tantos en TikTok. Para la campaña en Internet, Die Linke invirtió 700.000 euros de los 6,8 millones de su presupuesto.

Ante tanta popularidad, los medios tradicionales no podían ignorar más a Reichinnek. Por eso, siguiendo la línea machista, el diario conservador “Welt” se esforzó en reducirla a su aspecto, hablando de su ropa y de que los tatuajes en su brazo izquierdo habrían costado unos 5.000 euros. Por supuesto, se ocultó el mensaje político que transmite con dos dibujos específicos: con la reina egipcia Nefertiti llevando una máscara de gas el nuevo rostro de La Izquierda recuerda que estudiaba en el Cairo cuando vivió los inicios de la primavera árabe. En su antebrazo luce el rostro de la comunista Rosa Luxemburgo con la divisa de la revolucionaria alemana: «Era, soy, seré».

Que seguirá haciendo política lo dejó claro después de la jornada electoral. Anunció que La Izquierda organizará una cumbre sobre los alquileres de viviendas, que se disparan en Alemania, y otro sobre la atención de los menores en preescolar, un problema social grave para la población trabajadora. Reichinnek prometió también que La Izquierda será «el grito contra la derechización» que vive Alemania.

Le secundó Ines Schwerdtner, que, con 36 años, copreside el partido con Jan van Aken, de 63. «No les dejaremos el Este», dijo, refiriéndose a la AfD, el partido más votado en aquella región. Además, expresó su «profunda satisfacción» porque, gracias al 34% de los votos directos, ganó el escaño del distrito berlinés de Lichtenberg a la ultra Beatrix von Storch (AfD), que se quedó en el 22%.

En total, La Izquierda logró seis de los 64 escaños por el voto directo. Cuando, en plena crisis interna, y el 3% de los sondeos, su plan B consistía en regresar al Bundestag con tres mandatos directos si los votos no le permitían superar el límite del 5%.

Con este objetivo nació la «misión canas». En los veteranos y populares Gregor Gysi, Bodo Ramelow y Dietmar Bartsch recayó obtener esos tres mandatos decisivos. Los dos primeros lograron el objetivo en Berlín-Treptow y en Erfurt (Turingia), respectivamente. El último fracasó en Rostock, donde le venció la candidata de la AfD. Los otros tres mandatos sorprendieron porque Sören Pellmann ganó en Leipzig II, mientras que en Berlín Pascal Meiser arrebató a los Verdes su feudo de Friedrichshain. Ferat Koçak, de ascendencia kurda, triunfó en Neukölln con el 30% sobre la candidata de la CDU, Ottilie Klein (19%). Para alemanes que descienden de familias no originarias de este país, la victoria de Koçak es especial porque la ha conseguido uno de los suyos, víctima además de un atentado neofascista.

Así, La Izquierda gana por primera vez en el oeste de Berlín, encima con un candidato que se ha hecho eco de las demandas palestinas contra el genocidio israelí. Por eso, la prensa tradicional le tacha ya de «propalestino» y «antisemita».

Actualmente, La Izquierda parece ser el único partido que podría representar al menos a una parte del 20% de la población alemana que tiene orígenes extranjeros. Eso y su forma de hacer política, en las redes sociales y yendo de puerta en puerta, sí le diferencia de la competencia.

De cara al futuro, tiene varias posibilidades de establecerse como una alternativa. En general, es la única formación que se enfrenta al neofascismo y la derechización, sea de la AfD o de la CDU. En particular, centrándose en los principales temas sociales podrá competir con el SPD que, ahora, se prepara para otro bipartito con la CDU, el partido del gran capital. «Somos la oposición social en el Bundestag y en la sociedad», reivindica van Aken. Paralelamente, la victoria de Meiser y Koçak demuestra que en materia de inmigración puede competir con los Verdes después de que su candidato Robert Habeck copiara el mensaje antiinmigración de la AfD.

Aunque se prevé que La Izquierda subirá también en las elecciones regionales de Hamburgo del domingo, aún le esperan tareas y desafíos.

Su actual éxito se debe a que, por fin, ha actuado sin disonancias. En este sentido, la escisión de la BSW le ha hecho bien. No obstante, Koçak podrá verse pronto enfrentado con el sector proisraelí, que tampoco falta en La Izquierda. A ello se añade la necesidad de reformar sus comités regionales, ya que está presente en solo siete hemiciclos de los 16 länder.

En el oeste ha contado con el problema ideológico de que sus integrantes provienen de grupúsculos izquierdistas, en el este con el biológico de que su electorado mayoritariamente era del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED).

Otro problema estratégico surgirá del hecho de que los demás partidos y sus medios ya no consideren a die Linke útil para eliminar electoralmente a la BSW y mantener en jaque a la AfD sino una amenaza para el sistema político.