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La bicicleta en el cartelismo artístico

Naciones Unidas en su 82a sesión plenaria de 2018 adoptó la Resolución 72/272 aprobada en la Asamblea General por la que decide proclamar el 3 de junio Día Mundial de la Bicicleta. En esta ocasión parece oportuno conmemorar este universal ingenio mecánico desde una perspectiva diferente.

Imagen de la Colonna Morris y The Rover. (NAIZ)

La bicicleta conocida cono Rover Safety Bycicle (Bicicleta de seguridad Rover), rápida y de fácil manejo construida por John Kemp Starley (1854-1901) fue la definición del modelo más avanzado y adecuado para hombres y mujeres. Asociado con el ingeniero William Sutton, crearon la empresa Starley&Sutton en Coventry en 1877.

La implantación de la bicicleta motivó una gran competencia entre los fabricantes principalmente en los países europeos con modelos similares y algunas diferencias formales especialmente en el cuadro el elemento estructural de la máquina para precisamente destacarse unos de otros.

Esta rivalidad entre marcas recurrió a la publicidad para darse a conocer y acudieron a destacados pintores y dibujantes para que hicieran por procedimientos litográficos carteles en un formato denominado Colombier de 63x90 cm, e incluso cuádruple 164x112 cm, muy limpactantes como medio de comunicación visual público.

Su máxima difusión, denominada edad de oro del cartelismo, se sitúa entre 1880 y 1890, fenómeno artístico y social que coincidió entre dos guerras, final de la Franco Prusiana en 1871 y 1914, inicio de la I Guerra Mundial. Conocido como la Belle Époque, caracterizado por la paz, importantes innovaciones, prosperidad económica, optimismo social, estilo de vida idealizado, auge del consumo y desarrollo cultural, siendo París su epicentro.

El cartel destacaba el predominio de la imagen sobre el texto, la ausencia de perspectiva, la sintetización compositiva asimétrica, fondos lisos, ilustración con profusión de intensos colores y muy especialmente la elegante exaltación de la figura femenina cuidadosamente tratada con el movimiento de sus vestidos como protagonista lo que supuso una impactante expresión artísticarepresentativa del arte en este período. Hubo una producción muy abundante, que también se expandió por otros fabricantes de bicicletas europeos. En la actualidad, el cartelismo relativo a la bicicleta es objeto de coleccionismo, exposiciones y algunos figuran en importantes museos.

Toda esta creatividad publicitaria de reconocida calidad iconográfica motivó la necesidad de soportes adecuados para su difusión pública, un elemento cilíndrico de hierro fundido de 4,30 metros de altura y 1,45 de diámetro verde oscuro con cubierta hexagonal y posteriormente en forma de cebolla: la Colonne Morris. En alemán LitfaBsäule, en honor de su inventor en 1854 el berlinés Ernst LitfaB (1816-1974), aunque su nombre es debido al impresor Gabriel Morris (1837-1914) que logró su concesión para París en 1868, y que debido a su notoriedad también se implantaron en algunos otros países pero con menos importancia. Este elemento constituye unos de los iconos urbanos más significativos de la capital francesa.

Su emplazamiento en avenidas y plazas importantes como innovador elemento mueble más del espacio urbano tuvo una gran aceptación ya que era el soporte de anuncios principalmente de espectáculos, teatro, conciertos, pero la calidad y vistosidad de los carteles de las bicicletas encontraron en estos soportes uno de los puntos de mayor visibilización que atraían la atención del paseante. El pintor Jean Béraud (1849-1935), detalló la fascinante vida moderna de una burguesía con un estado de ánimo muy optimista, deseo de exhibición, mostrar la moda en una vida de ocio y diversión con gran detalle, poniendo especial dedicación a la Colonne Morris en varios de sus cuadros entorno a 1885.

Esta utilización de los lugares públicos exteriores aportado por el cartelismo como escenario del arte, un acontecimiento social y artístico se interpretó como, L´art est dans la rue.