Aranzadi confirma la presencia neandertal en el paso de Lizarrate
La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha podido confirmar que en el túnel de San Adrián o paso de Lizarrate hubo presencia neandertal. Los restos que ha hallado en la zona apuntan a que la cueva fue utilizada de forma frecuente hace unos 41.000 años.
La presencia neandertal en el paso de Lizarrate o túnel de San Adrián ha sido confirmada por la Sociedad de Ciencias de Aranzadi, que trabaja durante el verano desenterrando piezas de nuestro pasado en la zona.
A casi 1.000 metros de altura, ese paso natural de origen cárstico es el yacimiento arqueológico de más altitud de Gipuzkoa. Y en ese lugar trabaja durante quince días de julio un equipo formado por una decena de voluntarios y profesionales de la arqueología que se ha dedicado a excavar minuciosamente en dos sondeos muy profundos, de casi tres metros de altura cada uno, con la intención de localizar restos de nuestra Prehistoria.
En el primer sondeo se están localizando piezas con 14.000 años de antigüedad (Magdaleniense), es decir, homo sapiens que habitaban en Lizarrate.
Y en el segundo, los arqueólogos han alcanzado ya niveles muy antiguos y han localizado piezas pertenecientes a otra especie distinta a la nuestra, concretamente a los neandertales.
Los resultados de esta excavación han sido muy positivos, según ha asegurado Aranzadi a través de una nota. En palabras de Jexux Tapia, director del departamento de Prehistoria de Aranzadi, los materiales encontrados confirman el uso frecuente de esta cueva por parte de los neandertales durante una fase menos fría de la última glaciación.
Paso frecuente
Los hallazgos de esta campaña permiten afirmar que los grupos de neandertales no pasaron por la cueva de forma esporádica, sino frecuente, hace unos 41.000 años. Entre los restos encontrados se han identificado distintos tipos de rocas empleadas para tallar herramientas cortantes, y en el caso del sílex, se emplearon variedades procedentes de Urbasa, de Trebiñu y del Flysch.
Esto indica que los neandertales ocuparon San Adrián como un paso estratégico a lo largo de sus desplazamientos nómadas por un vasto territorio, dosificando al máximo el consumo de rocas para la talla y aprovechando los pasos de montaña más adecuados.
Además de restos en piedra, se han recuperado también fragmentos de huesos de animales, entre los que figuran piezas abatidas y consumidas por los neandertales, pero también restos de otros carnívoros que ocuparon la cueva, como los osos.
Todo esto obliga a distinguir qué huesos corresponden a presas cazadas por los neandertales y cuáles fueron acarreados por los carnívoros, lo que puede determinarse a partir de los tipos de fracturas y marcas de carnicería observadas sobre cada hueso.
Los estratos que albergan estas ocupaciones están aportando restos cada vez más abundantes y para las próximas campañas se espera recuperar un conjunto más amplio de evidencias para interpretar las actividades que llevaron a cabo los neandertales en Lizarrate.