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Ferrand-Prévot se exhibe en la Madeleine y añadirá el Tour a un palmarés único

Pauiline Ferrand-Prévot tiene el Tour en sus manos. La campeona de múltiples disciplinas ha vuelto para dominar también la carretera. Y lo ha demostrado en la prueba reina, ganando en el Col de la Madeleine y vistiéndose de amarillo con más de dos minutos y medio de renta sobre Sarah Gigante.

Pauline Ferrand-Prévot, exhibición en la Madeleine. (Julien de Rosa | AFP)

Pauiline Ferrand-Prévot ha cerrado este sábado un círculo espectacular. Fue campeona del mundo de carretera en 2014, con apenas 22 años, en 2015 hizo lo propio en ciclocross, después ha dominado los circuitos de MTB y gravel, y en este 2025 ha vuelto en exclusiva a la carretera, de la mano de Visma. Ganó la París-Roubaix y subió al podio del Tour de Flandes y la Strade Bianche. Y hoy se ha impuesto en el col de la Madeleine para vestir el maillot amarillo del Tour y dejar la carrera casi decidida a la espera de la etapa final de este domingo.

Tiene un don para pedalear. Da igual que sea sobre el barro, sobre asfalto, en llano o cuesta arriba. Ha ganado casi todo lo que se puede ganar en otras modalidades. Y, si no pasa nada raro, este domingo ganará el Tour. No tendrá una jornada sencilla, pero aventaja a Gigante en más dedos minutos y medio.

Las ciclistas han afrontado de salida el col de Plainpalais, que ha dejado una fuga de mucha calidad en cabeza en la que se ha colado Ane Santesteban. Usoa Ostolaza también lo ha intentado, pero no ha tenido las piernas necesarias. Junto a la de Errenteria, grandes escaladoras como Evita Muzic, Yara Kastelijn, Niamh Fisher-Black o la revelación de la carrera y ganadora de las últimas dos jornadas, Maeva Squiban.

Por detrás, el control lo ha ejercido el AG Insurance de la hasta hoy líder Kim Le Court y la escaladora australiana Sarah Gigante, que tras sufrir en cada descenso de las siete primeras etapas, llegaba con sus opciones intactas a la jornada reina. Al SD Worx de Anna Van der Breggen tampoco le interesaba la fuga, aunque han comenzado a jugar al póker sin que nadie cogiese las riendas del pelotón.

Visma, con las ideas claras

Ha sido la ganadora del año pasado, Kasia Niewiadoma, quien ha puesto a sus compañeras del Canyon a trabajar cuando la renta se acercaba a los cuatro minutos y la ventaja que cogía Muzic comenzaba a ser peligrosa. El Visma ha cogido el envite y entre ambas escuadras han enfriado las opciones de las fugadas. Confiaba en las de su líder, que no ha fallado.

En la jornada de este sábado, las bajadas han vuelto a demostrar las debilidades de algunas. Y es que en un pequeño descenso a 60 kilómetros de meta la líder se ha ido al suelo y Gigante, probablemente la mejor escaladora y la peor bajadora del pelotón, se ha quedado cortada. Las energías gastadas durante esta semana en cada bajada no salen gratis. Visma y SD Worx han olido la sangre y han querido eliminarlas, pero las del AG Insurance han vuelto a salvar la papeleta, aunque con un nuevo calentón.

La ventaja ha oscilado entre los dos y los cuatro minutos. Al final, las escapadas se han plantado a pie de Madeleine con menos de dos minutos.

Y la Madeleine son palabras mayores. Le Court ha puesto su maillot amarillo al servicio de Gigante. Ha hecho la criba y se ha apartado a 11,5 kilómetros de meta, disparando el ataque de la australiana, a la que solo ha podido responder Pauline Ferrand-Prévot. Ni Vollering, que parece que no se ha recuperado del todo de la caída sufrida en la tercera etapa, ni Niewiadoma han sido capaces de salir al movimiento. De la fuga, las que más han resistido han sido Fisher-Black y Kastelijn, pero por detrás se ha subido demasiado rápido.

La joven Marion Bunel, que venía de la fuga, ha gastado sus últimas fuerzas para endurecer todavía más el ritmo y Ferrand-Prevot ha reventado a Gigante, volando hacia la meta y el maillot amarillo. Al final se ha presentado en meta con 1:46 sobre la australiana y 3:05 sobre Vollering.

Este domingo, la última etapa, puede deparar sorpresas, con el durísimo Joux Plane a mitad de un recorrido de 124 kilómetros. Es un terreno perfecto para que haya vuelcos en la general, aunque la francesa cuenta con una gran renta, además de unas piernas espectaculares.