Un lugar tranquilo
‘SIX JOURS CE PRINTEMPS-LÀ’
Bélgica, Estado francés, Luxemburgo, 2025. 94 minutos. Dirección: Joachim Lafosse. Guion: Joachim Lafosse, Chloé Duponchelle, Paul Ismaël. Intérpretes: Eye Haïdara, Leonis Pinero Müller, Teodor Pinero Müller, Jules Waring.
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Sana (Haïdara), joven madre negra, ha aprendido a existir en silencio: ya sea moviéndose con cuidado para no despertar a los suyos, o escondiéndose de los vecinos al okupar unos días la segunda residencia de su suegro. La visibilidad es un privilegio, por lo que podría parecer que, en temporada baja y sin gente, esta urbanización cerrada en Saint-Tropez sería menos amenazadora para ella, sus dos hijos y su nueva pareja.
Pero, como en ‘Un lugar tranquilo’, para esta madre el margen de error es cero. En ‘Six jours ce printemps-là’, Joachim Lafosse invierte la fórmula de la home invasion apelando con solo una llamada telefónica del marido a las consecuencias terroríficas que hoy acarrea reivindicarse negra, madre y okupa. El resultado: una mezcla atractiva entre drama social y película de terror. Sin embargo, en la línea de los veranos ácidos de ‘Regreso a Córcega’ o ‘Il pleut dans la maison’, el belga contrapone las vacaciones de Sana en la playa (aun en la sombra) el reluz de las entrañables rutinas de sobremesa, juegos de cartas y unas dinámicas familiares sanísimas entre los hijos y su nuevo novio, blanco y más joven; un amor que Lafosse justifica con tiempo y cariño.
Hay algo del pulso háptico y vibrante de ‘Después de nosotros’ o ‘Un amor intranquilo’ en la construcción de ‘Six jours’ sobre la ansiedad y la alegría que estos seis días acarrean a partes iguales: de una cámara que no se despega de los ataques de ansiedad de ella, a los luminosos paréntesis musicales de radiofórmula en el coche. Y aunque no se olvidan los peajes sobre la excesiva rigidez de la maternidad de Sana, ni la desigualdad perenne de la pareja interracial, como mínimo la película pospone el fracaso inevitable de esta familia hasta el final, y pasa volando. Con la algarabía por bandera, o el delulu para cuidarse.