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Pogacar agranda su leyenda con el segundo arcoíris y otra exhibición para el recuerdo

Hace un año Pogacar atacó a 100 kilómetros de meta para ganar su primer Mundial con una exhibición que parecía insuperable. Pues bien, esa palabra no existe para el esloveno, que este domingo ha arrancado a 105 para ganar y seguir alimentando la leyenda. Evenepoel ha sido plata y Healy bronce.

Pogacar, en Kigali, celebrando su segundo Mundial consecutivo. (ANNE-CHRISTINE POUJOULAT | AFP)

Tadej Pogacar no se cansa de ser Tadej Pogacar. Después de su victoria en el Tour, se habló y se especuló mucho sobre su cansancio físico y mental. Descansó, renunció a La Vuelta y se centró en el Mundial de Ruanda. Y este domingo ha vuelto a exhibirse en un escenario durísimo. Remco Evenepoel ha sido segundo y Ben Healy tercero.

Además, este segundo maillot arcoiris consecutivo, tras el logrado hace un año en Zurich, ha tenido un especial sabor a venganza, después de que Evenepoel lo doblase la semana pasada en la prueba contra el crono. El flamenco, por contra, llegaba con ganas de doblete pero a lo largo de la prueba ha tenido tanto momentos brillantes como desconexiones absolutas que, frente a Pogacar, son demoledoras.

De salida se ha formado una fuga que ha abierto camino durante las primeras vueltas, pero el control siempre ha estado sobre el pelotón, donde la selección eslovena ha llevado el peso de la carrera.

En estas pruebas duras y tan largas, la de hoy tenía 267 kilómetros, los ciclistas suelen quedarse sin compañeros lejos de meta y controlar el gallinero es complicado. Así que Pogacar ha optado, como en muchas otras ocasiones, por esa máxima que dice que la mejor defensa es un buen ataque.

Así, en el Monte Kigali ha acelerado. Hace un año la gesta de Pogacar, atacando a 100 kilómetros de meta, fue calificada de «inigualable» e «insuperable». Pues bien, estas palabras no están en el volabulario del esloveno. A su rueda ha saltado Juan Ayuso, mientras que Evenepoel ha levantado el pie. Tampoco Ayuso ha podido aguantar demasiado, mientras que Isaac del Toro ha logrado entrar desde atrás. Dos compañeros en UAE y amigos que se han entendido a la perfección mientras las fuerzas han acompañado.

La pelea por ser segundo y tercero

A 66 kilómetros, en la subida de Kigali Golf, Del Toro, que ya había mostrado debilidad en la subida anterior, ha dicho basta. El esloveno había tratado de ayudar a su rival hoy, pero compañero de equipo en UAE a alcanzar una medalla, pero ha llegado un momento en el que el mexicano no ha podido más.

Por detrás, Evenepoel ha vuelto a entrar en carrera, pero la diferencia ya superaba el minuto. El flamenco ha formado un quinteto de mucha calidad junto a Mattias Skjelmose, Tom Pidcock, Jai Hindley y Ben Healy en persecución de la cabeza. Se han entendido durante muchos kilómetros, pero las fuerzas también han comenzado a fallar aquí. Hindley ha sido el primero en ceder, y poco más ha durado Pidcock.

Pogacar era inalcanzable y en la lucha por la plata y el bronce sobraba uno. Por detrás ya no eran una amenaza y los relevos han dejado de ser efectivos. Así, a 20 de meta, Evenepoel ha atacado en busca de la segunda plaza, sin respuesta por parte de sus rivales. Y finalmente, Ben Healy ha roto a Skjelmose en la penúltima subida del día.

Los ciclistas han llegado de uno en uno y con unas diferencias más propias de hace muchas décadas ( Tom Skujins, quinto, ha cruzado la meta a más de seis minutos y medio).

El ciclismo de esta década se corre a ritmo de Tadej Pogacar. Y esa velocidad solo la tiene él, que ya solo corre para saber hasta dónde puede ampliar su leyenda.