Viajamos a Moldavia, país que vive una permanente crisis, tanto política como económica. El poder está en manos del partido Demócrata controlado por el oligarca Vlad Plajotniuc. Teóricamente el país sigue la ruta de la integración euro-atlántica, pero en realidad solo sigue los intereses oligárquicos. La situación económica de la mayoría de la población es peor año tras año. Por ello mucha gente no tiene más remedio que abandonar el país.
La oposición, por otro lado, la representan el partido socialista del presidente Igor Dodon y el partido Acción y Solidaridad liderado por Maia Sandu. El primero ve en Rusia su referente de futuro en vez de en Occidente, y los segundos son proeuropeos, pero quieren deshacerse de los intereses oligárquicos.
Todo ello no hace más que agudizar aún más las diferencias de la sociedad moldava. Luchas políticas, presión policial y pocas esperanzas de futuro en uno de los países más pobres de Europa.