Iñaki Zaratiegi

Dos serios maestros y una chica alegre

Bill Frisell clausuró Jazzaldia, con Thomas Morgan al contrabajo y el batería Rudy Royston. (Gorka RUBIO/FOKU)
Bill Frisell clausuró Jazzaldia, con Thomas Morgan al contrabajo y el batería Rudy Royston. (Gorka RUBIO/FOKU)

Excelentes vibraciones ayer en la clausura de un notable 56 Jazzaldia. Desde mediodía se fueron cerrando espacios: el claustro del Museo de San Telmo con un Iñaki Salvador que venía directamente de su subidón en Plaza Trinidad con Noa. La trompetista Alba Careta y el dúo andaluz Manolo y Curra dieron carpetazo al programa ‘JazzEñe’ del Victoria Eugenia. Y el Txikijazz se despidió en Tabakalera con la obra ‘Koklea’ de los txalapartaris Oreka TX.

Después, la tarde dominical lució lánguida sobre las terrazas del Kursaal, con un largo adiós a cargo de Alberto Arteta, Laurok (con el trompetista Chris Kase de invitado), Paul San Martín, Éric Séva, Blanquita Carraquela y Benkadi.

Fragilidades y dualidades

En el interior del cubo grande el agur lo protagonizó la asidua Sílvia Pérez Cruz que presentaba el disco ‘Farsa (género imposible)’ con su Farsa Circus Band: Marco Mezquida (piano), Aleix Tobías (percusión), Bori Albero (contrabajo), Carlos Montfort (violín) y Julio Delgado sustituyendo a Mario Mas en la guitarras.

Igual de positiva y expansiva que siempre, la cantante de Palafrugell explicó que su última obra es una conversación con el teatro, cine, danza, poesía, pintura, foto o cine de animación. Y que lo de la farsa vendría a cuenta de la dualidad entre lo que mostramos y lo que somos realmente. Una reflexión sobre la fragilidad de nuestro interior.

A tono con esa filosofía, la gerundense cantó en su personal modo composiciones relajadas: ‘Plumita’, ‘Todas las madres del mundo’, ‘Fatherless’, ‘Pare meu’, ‘Tango de la Vía Láctea’. El tono fue más recogido en la amejicanada ‘Mañana’ («qué falsa invulnerabilidad la felicidad»), una hermosa delicadeza con el violín de apoyo principal. Citó en plan casi rockero el clásico ‘The Sound of Silence’, bajó de nuevo a lo íntimo en ‘Par coeur’ o ‘Loca’. Se aflamencó en ‘Intemperie’, acarició con la balada ‘Estimat’, divirtió con el pop de ‘My Dog’ y tensó la tarde en ‘The Womb’, con textos de Sylvia Plath. El regalo festivo, ‘Pena salada’ y ‘Siga el baile’. En su enésima visita, la simpaticona creadora volvió a entusiasmar a su parroquia en un tono afortunadamente menos amanerado en sus entusiasmos.

Riqueza de lujo

El pianista, compositor y arreglista Brad Mehldau figuraba destacado en el primer puesto de la programación y fue el penúltimo en actuar del Festival. En su séptima visita al evento acudió en formato de trío, con Larry Grenadier al contrabajo y Jeff Ballard en la batería. En cohesionada unidad, forjada por dieciséis años de camaradería escénica, obviaron en esta ocasión su «caos controlado» para desplegar una elevada lección de elegancia swing.

Prohibió Mehldau que se hicieran fotos quizás porque no le gusta ver retratado su rictus tenso, casi de enfado cuando está en acción. La saltarina balada ‘Great Day’, de Paul McCartney pareció avisar del tono del recital, con los juguetones contratiempos de ‘Moe Honk’, la íntima ‘Friends’, la tensión melódica y fuga por libre en ‘Ode’, el delicado manejo de los silencios de ‘I Concentrate on You’, la tocata y fuga ‘Airegin’ o la romántica caricia ‘Maury’s Greg Wig’. El delicado cromatismo de ‘Highway Rider’ cerró una sesión de lujo. El excelente pianista pareció disfrutar tanto que siguió un solo de su batería en posición de loto sobre el taburete.

En la segunda mitad, el veterano guitarra y compositor Bill Frisell tuvo el honor de clausurar la fiesta con el chaval Thomas Morgan al contrabajo y el contundente batería Rudy Royston. Presentó su disco del año pasado ‘Valentine’ en un ambiente elegantemente versátil, diáfano, con fraseos concatenados y un repertorio en bloque. Con el trio arrejuntado en piña en mitad del escenario, ‘My Man’s Gone Now’, del clásico Gershwin, y la propia ‘Valentine’ abrieron un repertorio por el que pasaron ‘Keep Your Eyes Open’, ‘Strange Meeting’, el apasionado ‘Follow Your Heart’ de John McLaughlin, la canción ‘Baba Drame’ de Boubacar Traore, ‘What the World Needs Now Is Love’ de Bacharach o ‘You Only Live Twice’ de John Barry.

Sabiamente aferrado a su instrumento, el creador de Baltimore remitió a los modos guitarreros del legendario Wes Montgomery y trajo al recuerdo a épicos rockeros, activistas de las cuerdas, tipo Jerry García o Neil Young. Jazzaldia 2021 finalizaba con una doble sesión de categoría. Este mediodía, balance oficial. ¿Un spoiler?: satisfacción por el arte disfrutado, fiel respuesta de asistencia y segunda batalla ganada al aguafiestas covid.