Cantando bajo la pandemia

Dícese que cantando se espantan males y más si se entona colectivamente o frente a una audiencia. Esa parece ser la función de las voces que protagonizan los primeros compases del 56º Jazzaldia. La madrugadora Cécile McLorin Salvant, quien ofreció el domingo el aperitivo en Chilida Leku, fue ayer estrella de la noche en el primer encuentro en la Plaza Trinidad. El elegante soul de José James, quien rompió la cinta de salida de las sesiones vespertinas del Kursaal. La donostiarra Sara Azurza en las terrazas de la Zurriola. O la mediterránea Buika y la cubana Aymé Nuviola, invitadas en el programa de este viernes.
Aunque el madrugador mayor fue hombre y octogenario: el italiano Franco D’Andrea en las mañanas a piano solo del Museo San Telmo. Casi a la vez que el Festival reconocía en el Victoria Eugenia el medio siglo en escena de la banda catalana La Locomotora Negra, que recibió el Premio Donostiako Jazzaldia.
Ritmo y blues resultón
Cuando le fiesta llevaba ya una hora activada sobre las terrazas del mar de Gros, en el cubo mayor del Kursaal José James desplegaba sus trucos vocales y soltura escénica. El hábil vocalista de Minneapolis, que ya estuvo en 2016, ha homenajeado a Billie Holiday o John Coltrane, pero no es un cantante de jazz, más bien un intérprete de ritmo y blues actualizado. Sustituía a la londinense Arlo Parks, que no viajó por el covid, y fue un buen prólogo casi mainstream como inauguración de certamen.
Estuvo arropado por el grupo de urgencia que formaron David Bao (batería), Ivan Ruiz Machado (bajo) y Benjamin ‘Bnnyhunna’ Kwasi (piano), porque sus músicos británicos no pudieron viajar. Mostraron profesionalidad y protagonizaron continuos desarrollos y casi jams. El definido por algún especialista como «barítono con sabor a whisky» resultó eficaz desde los primeros compases de su hit ‘Ain't No Sunshine’ y se centró, quizás en exceso, en sus trip-hoperas que manan de su relación con el DJ británico Gilles Peterson. La sesión se recogió en alguna sedosa balada (‘Come to My Door’), se enredó en excesivas filigranas de los muy protagonistas teclados (‘Trouble’) y acabó en fiesta cuasi pop. Resultona.
Solvencia en la Trini
El noble pianista D’Andrea repitió labor inaugurando las sesiones de la Plaza de la Trinidad en comandita con el trompetista neoyorquino Dave Douglas, más el apoyo de Federica Michisanti (contrabajo) y Dan Weiss (batería). Una entente mediterráneo-americana que clausuraba en Euskal Herria su gira europea de verano.
La canosa sabiduría del maestro de Merano y la desbordante impronta trompetera de su colega yanqui trabajaron una rica, seria y generosa ración de sensibilidad jazzera, apoyados en la impecable y mucho más joven sección rítmica. Franco modula armonías y ritmo con veteranísima sensibilidad sobre los que pivota honda, sentida, melancólica la trompeta de su colega yanqui. Jazz blanco refinado, grácil, con algún capítulo casi de fanfarre y épica final. Delicioso descorche de fiesta en una plaza llena, atenta y disfrutona. Podía parecer arriesgado enfrentar en la segunda sesión a la franco-americana Cécile McLorin Salvant a audiencias amplias, con el simple apoyo del pianista Sullivan Fortner. Ella misma lo reconoció al comparar su gira estival con el trabajo de club. Pero la multicultural artista ha crecido rápido desde sus visitas anteriores, ha madurado su excelente voz y demostró tablas sobradas. Simpática, bromeó sobre repetir su recital del domingo en Chillida Leku y saltó de flor en flor estilística con embriagadora facilidad. ‘Come Back to Me’, ‘Mista’ de Dianne Reeves, ‘The World is Mean’, ‘Promises, Promises’, un impresionante ‘Spoonful’ del clásico del blues Howlin’ Wolf o alguna tonada en francés recordando a su madre.
El crescendo subió en emoción al anunciar la reciente muerte de su abuela y dedicarle ‘Fable’, un hermoso ‘Todo es de color’ de Lole y Manuel y una metáfora de árbol con niña. Sorprendió altamente el gran dúo vocal con su pianista y la gran intérprete encogió el corazón de la noche con una emotiva revisión de ‘Alfonsina y el mar’. Sublime.

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