Carlos Mandujano (AFP)

Entre catacumbas limeñas

Cientos de peruanos y turistas han reanudado las visitas a las “catacumbas” de la iglesia San Francisco de Lima, donde los visitantes se pueden sumergir en una amplia red de túneles y profundos pozos que funcionaron como osarios y que han llegado hasta la actualidad en buen estado de conservación.

Las catacumbas se encuentran en buen estado de conservación.
Las catacumbas se encuentran en buen estado de conservación. (Carlos Mandujano | AFP)

Las Criptas de Lima conforman una amplia red de catacumbas que funcionaron como osarios localizadas en la Basílica y Convento de San Francisco, construido en 1535. En su interior existen cinco pozos de cerca de diez metros de profundidad repletos de osamentas, pozos de ladrillo y cal que tenían la finalidad de proteger la antigua edificación de fuertes sismos.

«La experiencia de esta visita es impresionante porque, a pesar de los años, ves que existe un buen mantenimiento de las catacumbas», comenta Angierela Torres, una visitante. «No he sentido vértigo en las Catacumbas. Ver de cerca las fosas y los huesos ha sido sorprendente». La misma impresión ha experimentado el médico Vladimir Herrera, quien agrega: «Realmente, ha sido interesante la visita. Es muy importante valorar nuestra cultura y aprender de ellos. Me voy con un bonito recuerdo».

Las criptas de San Francisco o “Catacumbas” –como se las conoce popularmente– sirvieron de sepultura a miembros de cofradías y hermandades hasta principios del siglo XIX. Las criptas como tales funcionaron legalmente hasta el año 1808 y llegaron a albergar un total de 25.000 cadáveres.

Las Catacumbas dejaron de ser usadas como espacios para la inhumación legal a partir de un decreto de 1821, firmado por el general argentino José de San Martín, y que privilegiaba la aparición de los cementerios laicos en Lima.

Las visitas al Museo Convento se reabrieron en 2021, pero esta es la primera vez que ha recibido visitas en Semana Santa después de dos años de pandemia.

En el museo también se conserva una biblioteca con 20.000 libros, entre ellos un ejemplar del primer diccionario editado por la Real Academia de la Lengua.