LAURA DÍEZ GARCÍA
PANORAMIKA

Desdibujar el plano

Joëlle Tuerlinckx ha traído al museo Artium su particular arte para una exposición que permanecerá abierta hasta finales de abril.
Joëlle Tuerlinckx ha traído al museo Artium su particular arte para una exposición que permanecerá abierta hasta finales de abril. (Aritz Loiola | FOKU)

Desde la crítica institucional, las artistas llevan años reflexionando sobre cómo cuestionar el museo desde dentro. ¿Qué dinámicas y roles se asumen en el proceso de creación de una exposición? El arte tiene la capacidad de ampliar y desdibujar los límites establecidos, proponiendo estructuras y relaciones más abiertas, donde los órdenes convencionales puedan verse transformados. El espacio del museo no solo alberga la obra, sino que también la redefine; es tanto continente como contenido. Todo puede convertirse en un elemento relevante para la producción artística, y los gestos o funciones inicialmente presupuestados pueden adquirir un nuevo significado.

La exposición de Joëlle Tuerlinckx “El caso de l(a casa) museo(a)” reflexiona sobre la relación entre el arte, el espacio, la memoria y la percepción, y se podrá visitar hasta el 27 de abril de 2025 en el museo Artium de Gasteiz. Joëlle Tuerlinckx (Bruselas, 1958) explora las dinámicas que se dan entre los objetos artísticos, su contexto de exhibición y el público que los observa. Se trata de una retrospectiva que escapa a toda definición, jugando con diferentes temporalidades encontramos piezas ya realizadas que son resignificadas y otras que son desarrolladas en un continuo diálogo con la arquitectura del lugar. Ella define todos sus proyectos como “Casos de estudio” y elementos que normalmente no salen a la luz son objeto de estudio, como el propio contrato de la artista con la institución.

La artista se nutre del arte conceptual, la performance y la instalación sonora para alterar los protocolos y dispositivos museísticos e involucrarnos físicamente. Las salas se convierten en escenarios para las acciones sutiles y cotidianas, los objetos no solo están expuestos como obras de arte en sentido convencional, sino que también sirven como “mobiliario” dentro de la misma casa-museo. Una puerta pintada de rojo con el mensaje “Door closed” nos hace pensar en consultar al personal de vigilancia la posibilidad de abrirla.

En referencia al título, Tuerlinckx nos desafía a reconsiderar la idea de la casa como un lugar cerrado y privado frente al museo, entendido como un espacio público y democrático. La casa se presenta como un espacio de lo íntimo y lo personal, mientras que el museo es percibido como un lugar de acceso público a la cultura. La artista juega con las fronteras entre lo doméstico y lo institucional. La casa se convierte en un museo, y el museo, en una casa, en una simbiosis que nos induce a examinar nuestra relación con el espacio y con los objetos que la habitan. Elementos como el uso de las paredes, los techos y el mobiliario se incorporan como parte de la obra, generando una experiencia inmersiva. La arquitectura del museo, tradicionalmente un espacio rígido y codificado, se vuelve flexible, permeable y susceptible de nuevas interpretaciones que nos atraviesan emocionalmente, resonando en nuestra propia memoria.

Tuerlinckx no solo crea un espacio físico, sino que también ofrece una reflexión profunda sobre las relaciones humanas con los lugares que habitamos, tanto en el ámbito privado como público, y cómo estos pueden ser reconfigurados y reinterpretados a través del arte.