Conny Beyreuther
IRUDITAN

Crescendo Hillary

«Hay un ritmo. Empieza como Beethoven, con melodías y acordes que la gente entiende. Pero acabará como Beyoncé». Eso promete Donna Brazile, estratega del Partido Demócrata, al anunciar la candidatura de Hillary Clinton a presidenta de Estados Unidos. Queda inaugurada pues la campaña, y baja momentáneamente la presión sobre Clinton, tras el asunto de su cuenta de correo electrónico privada (emailgate) y la tensión mediática sobre si iba a ser o no candidata.

Empezó en Iowa, con encuentros casuales, escuchando a la gente, tomando cafés casi espontáneos y sacándose algunas fotos. Formatos pequeños, una candidata de la clase media. Perfil bajo, de momento. ¿Lo oyen? En “La” bemol mayor, andante. Entre adagio y moderato. Declaraciones políticas, las justas. La prensa piensa saber ya casi todo sobre ella y ella no va a dar noticias frescas hasta cantar victoria en las primarias.

Lo que sabemos sugiere que es una trabajadora tenaz, de fondo. Es ambiciosa y sabe adecuarse a las circunstancias, sean cuales sean (su lema bien podría ser: seré lo que queráis que sea). Como secretaria de Estado (ministra de Exteriores) con Barack Obama, el candidato que la derrotó en la pugna interna y el presidente que la “reclutó” para el Gobierno, recorrió casi un millón y medio de km de mundo. Ahora estrena una nueva modulación: femenina, casi tímida, cálida, cercana... una «ofensiva basada en el encanto». Obviamente, le queda un camino muy largo: la candidatura oficial del Partido Demócrata se conocerá el 28.7.2016 y las elecciones serán poco después, en noviembre.

“The Economist” la retrató así: «Para alguien que ha estado en el escenario nacional un cuarto de siglo, sus convicciones son difíciles de adivinar». El demócrata Chuck Schumer lo expresa de forma más cruda: «Es la persona más opaca que encontrará en su vida». Aunque, seguramente, cualquiera que hubiera vivido la suya también lo sería.

Clinton odia los medios, o eso dicen, así que no extraña que haya escogido como fotógrafa de campaña a Barbara Kinney, quien, en su camino hacia el próximo techo de cristal, se encargará de no sacar solo las típicas muecas. Kinney lleva veinte años siguiendo a los Clinton y tiene un excelente acceso, la llave: «Sí, voy a tener que hacer las fotos que necesitará la campaña, que, obviamente, la mostrarán atractiva y comprometida. Pero también estoy intentando sacar imágenes documentales que, para mí, definen aún más una campaña».