TERESA MOLERES
SORBURUA

Trabajos de temporada

N os encontramos en una época del año en la que debemos llevar a cabo diversas actuaciones a no olvidar, como, por ejemplo, enriquecer el compost. El aporte de compost es indispensable para enriquecer cada año el stock de humus que tiene el suelo y que se ve reducido por los cultivos de la última temporada. Si nuestro compost lo forman únicamente los desechos de cocina o de los cortes de césped, no se puede considerar que sea realmente un abono. En ese caso es apropiado solamente para los cultivos poco exigentes, como zanahorias, guisantes, lechugas y rábanos.

Sin embargo, para los cultivos exigentes en elementos nutritivos, como calabacines, patatas y coles, es necesario mejorar el compost añadiendo estiércol o materias ricas en elementos minerales. Al añadir estiércol, debemos de tener cuidado, pues puede contener residuos de pesticidas y restos de medicinas con los que se ha tratado las enfermedades de los animales.

Antes de mediados de noviembre, extenderemos el compost enriquecido con estiércol a razón de uno a tres kilos por metro cuadrado. Sin enterrar, para que sirva de acolchado sobre el suelo, ya que los microorganismos y lombrices se encargarán de descomponerlo durante el invierno.

Una buena costumbre es devolver a la tierra lo que le pertenece, sobre todo en lo que se refiere a árboles, frutales y arbustos. Todo lo recogido durante la estación, como hierba cortada o segada, hojas muertas, ramas cortadas... esta materia orgánica en forma de acolchado o compost se coloca al pie de los árboles. Para enriquecer el suelo, también es conveniente extender los residuos molidos de ramas de árboles de hoja caduca. Esta operación se hace entre noviembre y febrero, en una capa de unos tres centímetros de espesor. Las ramas molidas se descomponen rápidamente formando un humus rico y estable en beneficio de los árboles.

Con estas actuaciones, a finales de invierno la tierra estará aireada, rica y fácil de desmigar, apropiada para los nuevos cultivos.

Por último, recordad que algunas semillas como las habas, antes de sembrarlas, hay que ponerlas a remojo durante 24 horas para reblandecer la cáscara que les envuelve y facilitar así la germinación en la temporada de suelo y aire fríos. La ventaja de la siembra en esta época del año es que limita la invasión de pulgones.