El surgimiento del arte procesual durante las segundas vanguardias sirvió para englobar una serie de creaciones en las que el objeto acabado perdía protagonismo frente a la exaltación del propio acto de la creación. El proceso de trabajo adquirió entonces una relevancia antes focalizada en el resultado final, desafiando de esta manera a los convencionalismos mercantiles y expositivos del momento.

A pesar de todo, el registro fotográfico y videográfico, así como las huellas y materiales resultantes, acabaron convirtiéndose en la propia obra, desarrollando la lógica de un arte basado en la documentación y el fetiche. Con todo, existen aún frentes abiertos en los que la poética del acto creativo se antepone a la contemplación inactiva y se erige como la parte viva de la producción artística.

Zigor Barayazarra (Bilbo, 1976) expone hasta el 26 de enero en el hall de la galería Carreras Múgica de Bilbo su intervención “Ejercicios de voluntad (vivir en la escultura)”. En esta propuesta nos enfrentamos a varios niveles de lectura. Por un lado, la huella del artista que, de una manera ineludible, permite intuir los gestos que consiguen amasar las formas humanas casi comestibles. Por otro, los tejidos que componen las prendas sobre las que gotean plantas, hierbas y fragmentos de vida en un trabajo resultante de la experimentación del proyecto “Jardín como corpus”. En ellos, la presencia vegetal nos deriva hacia otras formas de relación con lo industrial y la serialidad.

En ambos casos se propone una continuidad inacabada en la que los elementos seguirán creciendo, endureciéndose y sobreviviendo en el escenario dispuesto por el artista. La obra se encuentra entre lo efímero y lo presente, ocupando un espacio de paso que sin duda se reinventa desde la propia propuesta y se asienta como un recorrido vivo.

Desde otra metodología algo más alejada del arte contemporáneo pero igual de sugerente, el colectivo gasteiztarra Ilustrapados propuso el 17 de diciembre con su proyecto “Hau ez da/esto no es” una indagación en el proceso creativo como potencial expositivo. Desde mediados del último mes de 2015 hasta el 16 de enero, varios/as artistas han reinterpretado objetos propuestos por el propio colectivo en un trabajo de cuestionamiento teórico y práctico sobre la representación del objeto en el arte.

Ángel Remírez de Ganuza, Xabier Sagasta, Karen Warner, Yolanda Mosquera, Aritz Murua , Pili Aguado, Koldo Mendaza y Piko Zulueta habitaron el Centro Cultural Montehermoso de Gasteiz como lugar de trabajo abierto al público. Las formas de abordar el desafío desde cada disciplina y metodología personal fueron visibles para cualquiera que quiso visitarles. Los resultados, dispuestos en formato expositivo, se pueden visitar hasta el 31 de enero y permiten presenciar las obras finalizadas, así como documentación de los momentos vividos durante las sesiones.

Entonces, es el proceso lo que queda como esencia intangible de la propia producción artística. El diálogo entre materiales, técnicas y conceptos que al mismo tiempo conecta la intimidad de la creación con las miradas externas de quienes se atreven a compartir la experiencia.