TERESA MOLERES
SORBURUA

La ginebra y el enebro

E n el siglo XVII, los flamencos fabricaban un licor digestivo llamado genievre a partir de la destilación de la cebada y aromatizado con bayas de enebro común (Juniperus communis). A los soldados ingleses de guerra por Europa les gustó y se llevaron la fórmula de vuelta a su país, donde, a partir del siglo XVIII, acabó superando al consumo de cerveza. Se bebía en sustitución del agua contaminada y portadora de enfermedades contagiosas y su ingesta hizo que el alcoholismo inglés alcanzase cotas históricas, como queda reflejado en pinturas y novelas de la época. Además de bayas de enebro, a la gin inglesa le añadieron otros aromas: piel de limón, naranja amarga, anís, canela, coriandro y raíz de angélica.

Pero la historia de la ginebra es más antigua. Griegos, romanos y celtas ya incorporaban bayas de enebro a sus vinos, cervezas u otras bebidas por sus propiedades antisépticas y su perfume agradable. Y en la Edad Media, durante las grandes pestes de cólera o lepra, a las hogueras de ramas de enebro se les añadía azufre y salitre para purificar el aire. Ahora, jamones y quesos selectos se ahúman con ramas de enebro.

La fabricación de ginebra artesanal está de moda. Son las llamadas ginebras jóvenes y no se obtienen de la destilación de cereales, sino de la de caña de azúcar, remolacha azucarera e incluso de la uva del vino, pero siempre con bayas de enebro para conseguir su sabor característico. Las ginebras caseras tienen como base un aguardiente, de preferencia vodka, al que se le añaden aromatizantes, sin olvidar las bayas de enebro. Una especie de patxaran donde se han sustituido los arañones por las bayas de enebro.

El enebro común es una conífera espinosa casi rastrera cuando está plantado al viento y llega a alcanzar hasta dos o tres metros en una situación abrigada. Le gustan los suelos ligeros, ácidos o calcáreos siempre que sean soleados. Hay que plantar dos o tres pies: uno macho, que dará bayas amarillas sin interés, y dos hembras, que darán bayas, primero de color verde y luego, en tres años, madurarán al negro azulado, listas para preparar ginebra. Se utiliza en jardinería por su valor ornamental y por su resistencia a las condiciones climáticas adversas, la contaminación, las plagas y las enfermedades.