TERESA MOLERES
SORBURUA

Rosas en abundancia

Rosas antiguas, damascenas, chinas, híbridas, gálicas, trepadoras, remontantes, arbustivas, muy olorosas o menos. Las miles de variedades de rosas que existen revientan en esplendida floración a partir de este mes, solo si antes las plantamos en un lugar al sol, sin sombra y con riegos abundantes pero poco frecuentes. Dejadlas que se arreglen solas, para que se vuelvan rústicas al cabo de unos años.

No tienen grandes exigencias en cuanto al suelo, sin embargo, lo prefieren sin cal para que no les ataque la clorosis que amarillea sus hojas. El terreno arcilloso les conviene, pero solo cuando está bien drenado, para evitar la asfixia de las raíces. No soportan los pies húmedos.

En tiesto se pueden cultivar rosales escogiendo las variedades apropiadas: rosales enanos y cobertores de suelo, rosales de macizos arbustivos y trepadores. En tiesto, los rosales necesitan más atención que los del jardín.

Nada más comprar el rosal hay que plantarlo en un tiesto grande, de unos 40 centímetros de altura mínima, lleno de tierra de jardín mezclada con tierra especial para rosales. El tema del riego es muy importante en los rosales en tiesto. Un rosal sano es el que no sufre stress hídrico. Por un lado, al rosal le gusta lavar sus hojas con agua fresca, sin embargo las hojas siempre húmedas favorecen la aparición de manchas negras. Mejor optar por regar directamente sobre la tierra evitando las hojas. Ahora bien, si les dejamos secarse en varias ocasiones apenas florecerán y quedarán a merced de sus parásitos. Si el verano es muy lluvioso es recomendable colocar el tiesto bajo un tejadillo o toldo.

Los rosales necesitan grandes aportes de elementos nutritivos, en caso contrario las hojas palidecen. En verano es aconsejable proporcionarles abono de liberación lenta en el sustrato, que evita el exceso de fertilizantes y pueden cubrir las necesidades del rosal de 8 a 12 semanas. Y si lo necesitan se les puede añadir fertilizante líquido para que sigan floreciendo hasta el otoño.

Como solución a las enfermedades están los remedios bio. Para las manchas negras y el oídium comenzar por un tratamiento preventivo con caldo bordelés. Contra el oídium y la roña de las hojas, el mejor remedio es una decocción de equiseto o cola de caballo. Y contra los pulgones, que adoran las rosas, combatirlos con un ejército de mariquitas.