IBAI GANDIAGA PÉREZ DE ALBENIZ
ARQUITECTURA

Diamantes para la eternidad

En 1955 el jurado de la Comisión del Teatro de la Ópera de Sidney se vio abrumado por las más de 200 propuestas llegadas a Australia, secundando la convocatoria internacional de un concurso de arquitectura que, más allá de los 100.000 dólares del premio, pretendía crear un símbolo nacional en la península de Bennelong Point. Según cuenta la leyenda, fue la mano del mítico arquitecto Eero Saarinen, ilustre miembro del jurado, la que salvó del descarte unos tímidos croquis que mostraban, recortando el cielo de la bahía, las velas hinchadas de lo que más tarde se convertiría en el edificio moderno más famoso del mundo, con el permiso de la torre Eiffel. El danés Jørn Utzon, autor de esos dibujos que tal vez tanto inspiraron al propio Saarinen en el diseño de la terminal de la TWA en el aeropuerto JFK de Nueva York, sería el agraciado ganador de concurso.

Aunque esta comparación del nuevo edificio de la Autoridad Portuaria de Antwerp, obra de Zaha Hadid Architects, pudiera parecer tentadora y golosa, los conocedores de la historia de la arquitectura sabemos que es un símil desafortunado, como pudo comprobar el propio Utzon tras huir de Australia antes incluso de acabar la obra, dimitiendo de la dirección de una obra que se inauguró casi 20 años después del fallo del concurso.

La última obra de Hadid, en el importante puerto mercante de Antwerp (Bélgica) es un broche a la carrera de la arquitecta británica. Ese broche, en este caso, ha sido identificado con un diamante, según algunos críticos, en referencia a la forma del nuevo edificio anexo a la antigua estación de bomberos portuarios y al pasado de mercado de diamantes de la localidad.

El estudio de Hadid, rebautizado como ZHA (Zaha Hadid Architects) después de la repentina e inesperada muerte de la arquitecta, sigue funcionando en parte por la inercia que le confiere la enorme escala de sus encargos; a día de hoy el estudio se encuentra completando más de una treintena de proyectos, como una nueva terminal del aeropuerto de Beijing, o el estadio principal de la polémica edición del Mundial de Fútbol de Qatar 2022.

Y es que Zaha Hadid ha conseguido hacer mainstream (corriente principal) de una corriente minoritaria, y pretendidamente visionaria, de la arquitectura paramétrica. Iniciada por teóricos como Greg Lynn como una corriente que introducía el diseño generado por ordenador como herramienta proyectual, las herramientas paramétricas prometieron cambiar el modo en el que se construiría el futuro; aunque la manera de proyectar haya cambiado, y gran parte de la vieja guardia se haya sumado en mayor o menor medida a lo paramétrico –con Maximiliano Fukssas en la Fiera de Milano al frente–, lo cierto es que hay pocos ejemplos de arquitectura paramétrica. Estos proyectos han quedado relegados para elementos muy singulares, caros y con un claro propósito de sentar referente.

En el caso de Antwerp, el Ayuntamiento pretendía dejar claro que esa zona, la isla de México, estaba cambiando. Siguiendo otros desarrollos vecinos, como el Museo del holandés Neutellings Riedjik, o las torres de Dienes & Diener, la autoridad portuaria plantea en 2009 un concurso para unir a sus 500 trabajadores bajo un mismo techo, tomando como punto de referencia el antiguo edificio de los bomberos, un edificio catalogado con estilo de la Liga Hanseática.

La relación con este edificio, y la colocación con respecto a la ciudad histórica fueron usados por Hadid para ganar el concurso, utilizando una triple estrategia: para empezar, el anexo se colocaría con una orientación Norte-Sur, marcando la relación del solar con la parte antigua, a modo de flecha de indicación. Por otro lado, el diseño del edificio de bomberos, originalmente, debía de ser completado con una torre, nunca erigida, y por ende la verticalidad debía de ser otro elemento fundamental. Por último, el diseño aprovecharía que las cuatro fachadas del edificio original no tenían jerarquía alguna, siendo las cuatro de la misma importancia, con lo que se dejaba vía libre para entender ese edificio como un zócalo gigante.

La estrategia del apilamiento funciona, así como la forma resultante, que más que a un diamante, se asemeja a una embarcación. El resultado es un elemento que sirve como símbolo del segundo puerto más importante de Europa, realizando un juego en el que se contraponen lo horizontal y lo vertical, lo antiguo y lo nuevo. Legado póstumo o no, diamante o navío, el edificio de Hadid nace con una vocación de hito urbano y naturaleza artificial.