KOLDO LANDALUZE
CINE

«Una historia de locos»

Robert Guédiguian siempre se ha considerado un autor fascinado por el medio cinematográfico. La película “Toni” de Jean Renoir se encargó de descubrirle que había otras formas de hacer cine, y los trabajos de Luis Buñuel, Ken Loach, Pier Paolo Pasolini y Rainer Werner Fassbinder le recordaron que existe una realidad que debe ser filmada. Nació en Marsella en 1953, en una casa humilde ubicada en el populoso barrio de L’Estaque. Su padre era un obrero portuario armenio y su madre una emigrante alemana, así que desde muy temprana edad fue testigo directo de todo aquello que conlleva el eterno duelo entre patronal y obreros.

Películas como “Marius y Jeanette”, “La ciudad está tranquila”, “¡Al ataque!”, “Marie-Jo y sus dos amores” o “Las nieves del Kilimanjaro” así lo atestiguan. Firme defensor de un ideario de izquierdas y fiel a un discurso enraizado en la conducta social y política de las clases populares, Guédiguian ha elaborado una filmografía que utiliza Marsella para hablar de un discurso universalista en el que los obreros se transforman en héroes de lo cotidiano. Con su última película, “Una historia de locos”, el marsellés ha sacado adelante un proyecto muy personal en el que aborda el genocidio del pueblo armenio tomando como referencia el muy singular caso real del periodista José Antonio Gurriarán.

El 30 de diciembre de 1980 una bomba estalla en plena Gran Vía de Madrid. El entonces redactor jefe del diario “Pueblo”, Gurriarán, se encontraba cerca y cuando se disponía a informar de este suceso a través de una cabina telefónica, una segunda bomba le alcanzó destrozándole ambas piernas. Los autores de esta acción armada eran miembros del ESALA –Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia–. Este suceso dramático provocó que Gurriarán, lejos de ser invadido por un odio eterno contra el ESALA, descubriera las dimensiones del genocidio que padeció el pueblo armenio y que se tradujo en cerca de dos millones de civiles asesinados por los turcos entre 1915 y 1923.

Con el paso del tiempo, el periodista escribió el libro “Armenia, el genocidio oculto” y emprendió la búsqueda de quienes colocaron los artefactos explosivos en Madrid para conversar con ellos. El propio Gurriarán expresó que «no digo que estuviera desequilibrado, pero sí cuestionado por el síndrome de Estocolmo. Soy testigo de que es real: sientes admiración por quien te hiere». Seducido por esta historia, Robert Guédiguian ha dirigido “Una historia de locos” desarrollando su trama en el ambiente que tan bien conoce, Marsella. Ha centrado su interés en las acciones armadas armenias de finales de los 70, pero dando un giro a la historia que le inspiró José Antonio Gurriarán. En esta ocasión, uno de los miembros de ESALA que explosiona una bomba en Turquía emprende un viaje para conocer a una víctima colateral de esta acción armada. Como explicaba en una entrevista anterior concedida a 7k, «más allá de que mi padre fuera armenio, necesitaba filmar un proyecto de estas características porque este genocidio continúa siendo silenciado más allá de aquellos lugares en los que las comunidades armenias cuentan con mucha presencia. Es una película que recreará esos cruentos episodios y también adoptará una perspectiva actual a través de la cual quiero analizar todo lo que ha conllevado el silencio de este crimen contra el pueblo armenio».

Para tal fin, ha contado con la plena complicidad de un reparto que vuelve a incluir a su compañera y habitual colaboradora, la excelente actriz Ariane Ascaride, la cual se mete en la piel de la madre del miembro de ESALA que protagoniza la búsqueda.