IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Diversidad

Una de las grandezas del arte contemporáneo es la amplia gama de definiciones que contempla. Bajo su nombre encontramos diferentes formas de manifestación cultural, gestión y compromiso, así como un mercado capaz de soportar grandes inversiones y movimientos de capital. Esta identidad múltiple propicia entonces amplias distancias con el público que, en ocasiones, se encuentra desorientado en la búsqueda de un contenido de calidad que goce de cierta legitimación. Pero, por otro lado, abre un campo de reflexión constante en el que el concepto “arte” no encuentra un acomodo definitivo. Cada época y cada contexto exigen nuevas maneras de producción y difusión artística, visibilizando procesos y realidades diversas. En esta ocasión, reseñamos tres exposiciones que, aunque encuentran en la presentación pública su punto en común, provienen de puntos de partida totalmente antagónicos. Una vez más, será la mirada crítica el ingrediente indispensable para que seamos capaces de decodificar procedencias, contenidos y formatos.

El Museo Guggenheim de Bilbo propone hasta el 23 de abril un paseo por algunos de los artistas más importantes de la primera mitad del siglo XX. “La colección de Hermann & Margrit Rupf” es precisamente eso, una muestra de una de las colecciones de arte más completas que nos permite ser testigos de la presencia de icónicas firmas. La evolución de la carrera del matrimonio suizo y su relación con el arte marcan el discurso del montaje expositivo. Un abanico de setenta piezas, en el que sobresalen nombres como Picasso, Klee, Braque o Kandinsky, conforman la apuesta que el museo vizcaino inició el pasado noviembre.

Desde un espectro completamente diferente, el también bilbaino Espacio Marzana acoge hasta el 21 de abril, “Working class” del Colectivo Democracia. El colectivo madrileño recoge una serie de propuestas en torno a la labor policial en diferentes contextos. Siempre desde un punto de vista crítico y de gran implicación política, su producción ha sido mostrada en bienales como la de Estambul o la de La Habana, así como en varias exposiciones colectivas e individuales por todo el mundo. Además, desde su formación en el año 2006, son parte activa de varios proyectos autogestionados.

Por último y hasta el 22 de abril, el Palacio Aramburu de Tolosa da cabida al proyecto “Loreen hizkuntza”, en el que el trabajo de 24 mujeres artistas convive desde el pasado 10 de marzo. Bajo la premisa de reinterpretar el significado de las flores, 48 piezas entre pintura, dibujo e ilustración pueblan las paredes del palacio. Acompañando las obras, encontramos varios libros en torno a un tema que actúa como un espacio común en el que el verdadero protagonismo reside en la experiencia creativa de cada una de las participantes.