XANDRA ROMERO
SALUD

Nutri-noticias: La buena, la fea y la mala

Este 2018 está llegando a su fin y en este tiempo de descuento me ha dado por pensar en las noticias relacionadas con el ámbito de la salud, en concreto sobre nutrición y en los cambios que estas pueden suponer de cara al futuro. Lo cierto es que este año nos ha dejado, al menos, tres noticias a las que voy a llamar “la buena, la fea y la mala”, para que haya un poco de todo. En primer lugar, la buena noticia es que una de las grandes amenazas que se planteaban a finales de este mismo año y que suponía la inminente instauración de un nuevo sistema de etiquetado nutricional denominado “semáforo de colores” y del que hablamos en 7K, ha sido (al fin) suspendido por el momento.

Las multinacionales de la alimentación (Mondelez, Nestlé, PepsiCo, Coca-Cola y Unilever), que querían llevar a cabo la implantación de este sistema, hace escasas semanas decidían dar marcha atrás y suspendían el “semáforo” que habían diseñado para informar sobre los valores nutricionales de los productos y que tenían previsto implementar en algunos países europeos antes de acabar 2018.

La razón de esta retirada ha sido la presión de diferentes organizaciones, entre ellas, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que advertían que este sistema establecía las porciones de consumo en base a la cantidad definida por las empresas y que esto era poco realista. En este supuesto, las porciones varían en función del alimento, algo que impide la comparación entre estos.

Recordemos que, tal y como también advertíamos algunos profesionales, la Unión Europea obliga al sector de la alimentación a mostrar a los consumidores la información nutricional por 100 gramos y mililitros por una cuestión de comparabilidad de los productos en envases de distintos tamaños. Finalmente, el debate queda en manos de la Unión Europea a la espera de que ésta adopte un sistema de etiquetado común para el resto de alimentos. 

Por otro lado, la noticia no tan “fea” es que este año (y el pasado 2017) han supuesto los últimos coletazos de la guerra contra la grasa de palma y, con ello, se ha producido un inesperado cambio de hábitos en la población que ha conllevado un inimaginable aumento del consumo y, por lo tanto, del precio de la mantequilla (concretamente un coste 18% mayor).

Lo cierto que el precio de esta grasa, hasta ahora, con no muy buena fama en 2017 ya cerró con subidas del 10% del precio. Esta oscilación al alza tan marcada es rara, sobre todo si se tiene en cuenta que en el Estado español nunca hemos sido unos grandes consumidores de mantequilla y apenas la usamos para cocinar. Sin embargo, este producto se ha aprovechado como decíamos, de la caída en desgracia de otras grasas, como las grasas vegetales en general gracias al cambio de hábitos por parte de los consumidores, que demandamos productos más saludables.

Y por último, también teníamos que hacernos eco de alguna “mala noticia”. Y es que este tema ya lo hemos comentado en esta sección alguna vez pero la noticia de que en el súper las ventas de productos para alérgicos e intolerantes se han disparado más que el número de afectados, me sigue pareciendo sumamente preocupante.

En el último año en las baldas de los supermercados se han multiplicado los productos sin lactosa, sin gluten y demás “sin”. Y es que el factor “moda" como hemos advertido en incontables ocasiones, llega a tal punto que hay más volumen de ventas que gente con intolerancias. Hablamos de los productos sin lactosa, sin gluten o los pensados para diabéticos: estos artículos suponen 684 millones de euros y crecen un 15%, representando el 1,8% de la cesta de la compra total.

De modo que, aunque espero que 2019 traiga la solución a esta última mala nutri-noticia, me hago eco de aquella frase de “es de buen nacido ser agradecido” y como conclusión a este año me quedo con los avances que supondrá unificar un buen sistema de etiquetado en toda la Unión Europea y con la victoria de una grasa de calidad sobre aquellas perjudiciales para la salud y el medio ambiente.