IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Discurso

Como si de una seña de identidad se tratara, desde esta página procuramos proponer una reseña que permita extraer de cada lectura herramientas para el análisis de las prácticas artísticas que se dan en nuestro territorio. Estas podrán ser utilizadas o no, y en ningún momento son las únicas y ni mucho menos las absolutas. Sin embargo, subyacen constantemente en estas líneas cuestiones analíticas que aplicamos a cada una de las muestras que proponemos: el papel del público como elemento activo en el sentido de cada pieza, las estructuras del propio sistema del arte como escenario en el que se desarrolla la producción contemporánea, así como los elementos que componen los procesos creativos, casi siempre invisibles y eclipsados por el resultado final.

Hablamos también de la narración o la construcción del relato como aquello que, junto a la resolución formal, asume la carga poética de los objetos y obras así como la constante disolución de las barreras disciplinares y, en consecuencia, de aquello que la cultura actual entiende como arte. Por eso, cuando nos referimos al discurso de una exposición, es conveniente eliminar las connotaciones habituales del término y situarnos en una acepción que se encuentra en el legado intangible de un proyecto. En aquello que es capaz de transmitir y que se encuentra en las enunciadoras de subjetividad que son las piezas artísticas. Elementos (materiales e intelectuales) que se disponen como parte de una escenografía a la que accedemos con el recorrido, abriendo ante nuestras miradas nuevos espacios para la vida.

La convocatoria de Proyectos Artísticos del año 2018, a cargo del centro cultural Montehermoso de Gasteiz, inauguró el pasado 15 de marzo la segunda entrega de las que se podrán disfrutar a lo largo de este 2019. El proyecto de Irati Inoriza (Balmaseda, 1992), “BLUE: Contact Line: RED”, podrá visitarse en la sala de exposiciones de la primera planta hasta el próximo domingo 28. Ambos colores, el rojo y el azul, marcan la entrada/salida del espacio, como lo hacen del propio título. Una lectura en doble dirección que no subvierte los propios códigos de la propuesta. El cuerpo, o mejor dicho, la representación del mismo, atraviesa conceptualmente todo el proyecto. El vídeo, las figuras o la creación en 3D lo hacen de manera más evidente, mientras los dibujos en línea o las colchonetas en donde se posan nos remiten a la cuestión de la huella y el registro.

Coreografías de lucha olímpica que hablan de la gestualidad de lo postural, del entrelazado de brazos, piernas y cuellos como un ensayo-imagen sobre nuestra capacidad de ser tangibles. Sin embargo, el protagonismo pasa entonces a nuestra carne como visitantes, la única cuya presencia física es capaz de llenar la sala entre sonidos de choques de caídas, respiraciones y rastro.

A tiempo estamos, hasta el 28 de este mes, de visitar uno de los hitos expositivos del final del año pasado en el Museo de Bellas Artes de Bilbo. El recorrido que plantea “Después del 68. Arte y prácticas artísticas en el País Vasco. 1968-2018” permite sacar mucho jugo a la colección de la propia pinacoteca, así como a los préstamos que instituciones como Artium, Fundación La Caixa, MACBA o MUSAC han realizado para la cita. Si el motivo del título nos lleva inequívocamente a la famosa revolución parisina y sus consecuencias en el devenir de la posmodernidad, debemos saber que 1968-2018 es la horquilla que marca los cincuenta años de la empresa Petronor, principal patrono de este proyecto.

Afortunadamente, la vida y la cultura son fieles a su tiempo y cada década de las cinco que aparecen en esta exposición es atravesada con todos aquellos sucesos que marcaron de manera relevante la cultura artística de nuestro país. Si bien una apuesta comisarial de estas características es siempre arriesgada por el volumen de sensibilidades que arrastra, es una buena oportunidad para enfrentarse a una visión periférica del último medio siglo.