TERESA MOLERES
SORBURUA

Más vale prevenir que…

Para trabajar confortablemente en el jardín o en la huerta hay que tener buenos reflejos y así evitar los accidentes que nos estropean el gusto por estas labores. Durante el verano, se aconseja evitar la franja horaria entre las 11.00 y las 16.00, en prevención de golpes de calor y ponerse manos a la obra buscando la frescura de la mañana –tras comenzar con unos ejercicios de precalentamiento– o la del atardecer, después de la siesta, porque la noche se deja para los mosquitos.

Es fundamental utilizar guantes gruesos y vigilar la postura. Las agujetas a la altura de los riñones se pueden paliar con buenas costumbres. Al trabajar la tierra, en lugar de doblarnos por la cintura, es mejor poner una rodilla en tierra, alternándola con la otra, y apoyarse colocando una mano en el suelo o sobre el muslo. La mejor manera de prevenir los tirones es sentándose sobre un taburete que podemos tener cerca para estas labores.

Al podar, los ojos deben estar a la altura de la planta que queremos recortar y, para evitar arquear la cintura, nada como separar algo las piernas y mantener los codos pegados al cuerpo. Si es necesario, se puede subir a un escabel o peldaño probando su estabilidad o, mejor, utilizar una podadora telescópica. Al cargar con la carretilla, flexionar las rodillas apuntando las nalgas hacia atrás para repartir la fuerza sobre todo el cuerpo. Los brazos deben estar siempre tirantes.

Estos consejos son importantes, principalmente para las personas con las articulaciones frágiles y dolorosas. Tanto para hacer tareas de jardinería como de bricolaje, es necesario quitarse anillos o sortijas. Los anillos se pueden enganchar en un clavo o una reja y luego, por el tirón para soltarse, en el peor de los casos, se corre el riesgo de arrancarse el dedo. Las operaciones para reparar este tipo de accidentes no son fáciles e, incluso en algunos casos, se han observado secuelas serias teniendo que llegar a la amputación.

Otro peligro es la exposición al bacilo del tétano que vive en la tierra y en la roña. Por ello, es fundamental tener las herramientas limpias y bien engrasadas con aceite de linaza. En una herida muy pequeña puede entrar este germen muy tóxico. A la menor herida y en caso de no estar vacunado, hay que desinfectar inmediatamente. Lo aconsejable es vacunarse.