IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Diálogos

Durante los años 20 del siglo pasado, el cineasta ruso Lev Kuleshov demostró un fenómeno del montaje cinematográfico que pasó a llamarse “Efecto Kuleshov”. El experimento mostraba un plano frontal del actor Iván Mozzhujin, que se intercalaba con diferentes planos. Primero un plato de sopa, después un ataúd y por último una niña jugando. A pesar de ser siempre la misma mirada, la audiencia decodificaba un sentir diferente en cada una de las secuencias, según cuál era la acción siguiente con la que se ponía en diálogo. Esto demostraba cómo en el montaje cinematográfico, la capacidad dramática de cada plano está condicionada con el metraje con el que se relaciona. Si hacemos el ejercicio de trasladar esto mismo a los códigos de la exposición de arte contemporáneo, podemos concluir que el sentido de una pieza cambia según con qué otros elementos está puesta en relación.

Esto es una de las riquezas del lenguaje plástico, capaz de alterar su propio sentido en función de todo el dispositivo que le rodea, adquiriendo múltiples maneras de interpretación. Cuando se trata de proyectos colectivos, se dan conexiones que superan los límites de la pieza, empezando por la disposición formal y el comportamiento de los diferentes materiales, formatos y disciplinas. Lo mismo pasa cuando visitamos un recorrido en el que todas las obras pertenecen a una misma autoría. Todo adquiere un tono que equilibra y amalgama el montaje, dotando al global de consistencia y continuidad. Por tanto, el esquema básico de una exposición artística que es la instalación de obras en un lugar concreto, permite infinitas maneras de trabajar y va más allá de una mera ordenación estética. El trabajo comisarial adquiere entonces una relevancia inapelable, conformando el sentido último que engloba al conjunto total, sin olvidar que la fuerza final reside en todas y cada una de las obras.

El pasado mes de julio, la Sala Fundación Vital, situada en la calle Postas de Gasteiz, inauguró “VI-siones. Cuatro miradas”, que permanecerá abierta hasta el 6 de octubre. El planteamiento del proyecto es la realización de una exposición en la que cuatro artistas de diferentes generaciones comparten sala para plantear diferentes puntos de entrada al disfrute de la creación contemporánea. Juan Mieg, Miguel González de San Román, Koko Rico y Amaia Ugarte son el elenco protagonista sobre el que recae dicha labor. La generación de los años 70 aparece representada por Mieg desde la abstracción de sus cuadros, dominada por los planos de color creados con gran consistencia de pigmento y gamas frías. San Román, desde los años 80, habla también a través de la pintura y Koko Rico, cuya carrera se consolidó en los años 90, aporta su inequívoca identidad desde sus proyectos escultóricos con más de veinte trabajos. Amaia Ugarte, y su labor centrada en la fotografía, representa a la generación joven que posa su potencia en la edición digital y en la composición de imagen desde unos frentes y métodos totalmente diferentes. De manera paralela a “VI-siones”, hasta el día 28, la Galería Talka de Gasteiz presenta como un capítulo complementario, una serie de trabajos de Rico, San Román y Ugarte.

La Sala Rekalde de Bilbo dedica una exposición individual al veterano escultor Mikel Lertxundi (Berriatua, 1951) hasta el 13 de octubre: una treintena de obras, comprendidas en el periodo de finales de los 80 hasta la actualidad, entre las que se incluyen cinco piezas realizadas ex profeso para este proyecto bautizado “Orekaren bila”. La madera, el hierro y la piedra son esenciales en un trabajo en el que la dominación del material y la técnica de Lertxundi adquieren un alto índice de protagonismo. Los tres elementos aparecen acompañados, formando una relación que remite a colores y texturas de la naturaleza. Dispuestas sobre suelo o sobre pared, aparecen también presentadas como construcciones de aspecto modular dotando de un sentido global al proyecto expositivo.