BERTA GARCIA
CONSUMO

Emergencia climática

Aunque sea redundante por la cantidad de mensajes mediáticos que están cayendo, hoy toca hablar de la grave crisis climática que estamos padeciendo en el mundo. En realidad, unas zonas del planeta resultan más perjudicadas que otras, pero no somos islas porque todo está relacionado y la situación requiere de una actuación inmediata y proactiva de todas las partes. Como personas que consumimos, es fundamental que conozcamos las consecuencias de nuestros propios actos y el principal escollo está precisamente en nuestros modos –o estilos– de consumo, porque consumimos mucho y mal.

En cualquier sector que nos fijemos esta es una verdad incuestionable. Tomemos el de la alimentación, por ejemplo, y nuestros carritos de la compra parecen una fotografía con el eslogan de «sálvese quien pueda que llega el desabastecimiento». De esos alimentos, el 20% o más acabará en el cubo de la basura. Ocurre algo similar en el sector textil que, incluidas las “rebajas”, hacen que compremos en exceso por eso de darnos un capricho hasta el punto de tener los armarios a rebosar.

Desde los telediarios se anuncia ese recurrente «baja el gasto en el consumo de las familias». Nos volvemos austeros o los empleados pasan a convertirse en parados porque el patrono quiere más beneficios con menos manos trabajadoras.

Pero en fin, casi todos y casi todas tenemos que entonar el mea culpa, bien sea porque se produce en exceso o se consume idem. La clave principal en estas sociedades acomodadas pasa por la “R” mayúscula de reducir los consumos y «evolucionar a un modelo de vida más sostenible socioeconómico y ecológico» (uno de los puntos destacados del “Manifiesto de la huelga mundial por el clima” del pasado setiembre). La gente de la iniciativa, preferentemente joven, lo tiene tan claro como Ghandi: «El futuro depende de lo que decidas hacer hoy», llegó a decir. Y han decidido trabajar para limpiar en lo posible las consecuencias desastrosas que las generaciones anteriores hemos dejado. Es que el futuro es de ellos, y lo quieren de otra forma.