BERTA GARCIA
CONSUMO

Control de precios

Mercado y consumidores caminamos la misma senda, pero en direcciones opuestas. Como dos líneas paralelas condenadas a no encontrarse jamás, ni con la pandemia de fondo. Nosotros desescalamos y ellos practican la escalada; de precios, claro. Por eso no hay que creerles cuando parecen adoptar posturas solidarias, porque siempre habrá un “pero” que los retrate, como es el alza de precios en productos de primera necesidad.

La lista de productos afectados es larga, pero el Gobierno español solo ha decidido intervenir en los casos más flagrantes, como son las mascarillas y los geles hidroalcohólicos. Poca cosa, ya que las medidas esenciales ante los contagios van a durar bastante, y miles (o millones según se haga la cuenta) de personas no podrán desembolsar un euro –0,96 céntimos exactamente– para salir de casa respetando a los otros.

Compensaciones. No se trata de criticar la prevención impuesta, que ya era hora de ser claros, sino la cortedad de los controles en la intervención gubernamental. Ha tocado solo un sector y no el de la comida o la banca, que a todas luces van viento en popa. Por eso sorprende que, dadas las circunstancias, caigan en el feo de la protesta por las supuestas pérdidas y pidan compensaciones. ¿Quién compensará al resto de mortales ante la disyuntiva de barra de pan o gel y mascarilla diaria?

Lo dicho, el mercado no se solidariza, al contrario, tiene una capacidad de olvido pasmosa por aquello de privatizar las ganancias pero socializar las pérdidas. Algo impensable para nosotros y nosotras como consumidores que, además de pagar por igual y sin miramientos nuestra compra diaria, las pérdidas de poder adquisitivo nos las “merendaremos” a solas.

Cierro sin novedades reseñables que alivien los altos tramos de IVA que pagamos en los consumos de luz, agua, electricidad y otros bienes de primera necesidad, ahora disparados con nuestra reclusión casera. Salvo la prensa digital, que ha pasado a un 4% de IVA para que no dejemos de informarnos. Y es que con la que está cayendo en el mundo resulta cuando menos vergonzoso que se den comportamientos usureros.