Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

Estigma de peso y obesidad

Es curioso cómo en una era en la que la prevalencia de la obesidad no para de crecer en gran parte del mundo, seguimos enfrascados en descubrir un nuevo medicamento, cuando la experiencia es que la mayoría de los que se han aprobado en el pasado han tenido que ser retirados después. ¿No sería mejor analizar y descubrir qué factores predisponen o afectan en esta, ya antigua, pandemia que es la obesidad?

Uno de los factores que lleva estudiándose tiempo pero del que seguro que muchos no han siquiera escuchado hablar es el estigma de peso. Existe una intensa y generalizada cultura del estigma de peso; por ejemplo, algunos estudios representativos muestran que algunas formas de discriminación por peso son más frecuentes incluso que la discriminación basada en la raza o el origen étnico.

Podemos llegar a comprender que el estigma del peso es un aspecto clave de la experiencia de vida de las personas con obesidad y afecta negativamente su salud. Sin embargo, ¿cómo puede este estigma tener efecto en la salud de los individuos que sufren obesidad?

En primer lugar, sabemos que existe un fuerte vínculo entre las experiencias de estigma del peso y los comportamientos relacionados con el peso y la salud (por ejemplo, alimentación desadaptativa, actividad física, estrés, obesidad, pérdida de peso), incluidas las consecuencias para la salud de las personas con mayor vulnerabilidad al estigma del peso como, por ejemplo, jóvenes y personas que buscan cirugía bariátrica. Este nexo apunta al estigma del peso como un contribuyente psicosocial a los comportamientos obesogénicos. Y es que la vergüenza y la culpa de estigmatizar a alguien no sirve para motivar a adquirir hábitos más saludables.

Numerosos y recientes estudios han determinado que el estigma del peso se relaciona de manera prospectiva con una mayor mortalidad y otras enfermedades y afecciones crónicas. Irónicamente, en realidad genera un mayor riesgo de obesidad a través de múltiples vías obesogénicas. El estigma del peso es particularmente prevalente y perjudicial en los entornos de atención médica, donde los pacientes con obesidad reciben una atención más deficiente y tienen peores resultados.

Asimismo, las investigaciones disponibles muestran que el estigma del peso se asocia constantemente con la falta de adherencia a los medicamentos, la salud mental, la ansiedad, el estrés percibido, el comportamiento antisocial, el uso de sustancias, las estrategias de afrontamiento y el apoyo social. Además, que estas asociaciones son más fuertes una vez que se internaliza el estigma.

Pero, ¿cómo es posible que el estigma de peso genere más aumento de peso? ¿Cómo se explica “físicamente”? Pues a través de otro concepto bien definido, pero también muy desconocido que es la carga alostática, que hace referencia al estrés sostenido.

Tras sentir estrés de forma crónica (mediante el estigma de peso y todo lo que esto genera) algunos sistemas del organismo (sistema nervioso simpático, sistema inmune, metabólico, cardiovascular e hipotálamo) alteran su actividad como respuesta a esos factores. De modo que tanto el cerebro como el resto del organismo pagan un precio por la adaptación, y esto es lo que se conoce como carga alostática. Así, el sobrepeso y el estrés que generan cambios biológicos, están relacionados con anomalías estructurales del cerebro. Y por último, hay estudios que demuestran como una mayor carga alostática se asocia con un IMC más alto, masa de grasa corporal total, porcentaje de grasa corporal y circunferencia de la cintura.

Por lo tanto quizá sea más importante dejar de “recetar” la pérdida de peso, dejar de etiquetar según el peso, porque si seguimos así, seguiremos fomentando que la pandemia de la obesidad crezca sin remedio.