Mikel Insausti
Crítico cinematográfico
CINE

«F9»

Las cifras son muy importantes en una franquicia cinematográfica, no solo por la numeración de las sucesivas entregas, sino también por los resultados contantes y sonantes que va arrojando la taquilla. De la buena marcha comercial de la saga “Fast & Furious” depende ahora mismo la continuidad del estudio Universal, que se acoge a sus ganancias para poder seguir funcionando dentro de la industria de Hollywood. Y es que las aventuras de Dom Toretto y su equipo llevan acumulada una recaudación total en el mundo de más de seis mil millones de dólares, que con la distribución de “F9” en todas las pantallas serán ya más de siete mil, y con la película programada para completar el decálogo se superarán los ocho mil. Esto ya se sabe, porque la anterior entrega “Fast & Furious 8” (2017) costó 250 millones de dólares e ingresó 1.200 millones de dólares. Algo por debajo de “Fast & Furious 7” (2015), que sigue ostentado el récord al estar dirigida por James Wan, que es el nuevo rey Midas, y fueron algo más de 1.500 millones sobre un presupuesto de 190 millones de dólares.

Pero todo eso sucedía en la realidad anterior a la pandemia, y se supone que todavía es pronto para hablar de una recuperación económica. Por tal motivo, “F9” se enfrenta al mayor reto en la historia de la franquicia, como la película que está llamada a devolver de nuevo al público mayoritario a las salas de cine durante la temporada estival, y todo apunta a que lo va a conseguir, por más difícil que nos pueda parecer ahora mismo. En Estados Unidos se estrena el 25 de junio, y en Europa la tendremos a partir del 2 de julio, con una situación más favorable y cercana a la inmunidad de grupo. El primer test ha tenido lugar en el mercado chino, y ha sido incluso más favorable de lo esperado, al contribuir decisivamente a los 163 millones de dólares con que ha abierto en su lanzamiento asiático, que es tanto como el dinero invertido, con lo que de ahí en adelante cuanto se vaya ingresando se contabiliza ya como beneficios.

Es cierto que James Wan no dirige “F9” (2021), pero lo hace su segundo de confianza Justin Lin, otro cineasta de origen chino que es el que mejor conoce la llamada “Fast Saga”, en la que se inició con el “spin-off” o derivado oriental “Better Luck Tomorrow” (2002), cuyo protagonista era Han Lue (Sun Kang), personaje que ha recuperado para “F9”. Después se encargó de la realización de la tercera, cuarta, quinta y sexta entrega, y también está al frente de la décima.

Justin Lin homenajea, no obstante, a las dos primeras películas del ciclo “A todo gas” (2001) y “A todo gas 2” (2003), respectivamente dirigidas por Rob Cohen y el afroamericano John Singleton. Se dio la circunstancia de que, una vez más, en la distribución no se respetó el título original pero, según fue ganando fama internacional con su verdadera denominación, tras “A todo gas 3: Tokyo Race” (2006), se tuvo que normalizar la terminología usada para todos los mercados.

Un cambio que a partir de la cuarta “Fast & Furious: Aún más rápido” (2009) vino a coincidir con la evolución argumental, ya que del planteamiento inicial basado en el clásico de la serie B de Roger Corman “The Fast and Furious” (1955), sobre las carreras de coches ilegales, se fue pasando al género de atracos y, por último, al del espionaje global.

A medida que el equipo que lidera Dom Tintoretto (Vin Diesel) se va especializando más y más, la espectacularidad crece y crece, superando hasta los límites bondianos. En “F9” (2021) se desafían ya las leyes de la gravedad, con carrera espacial incluida.

Dom y Letty (Michelle Rodriguez) viven retirados en el campo con su hijo pequeño, hasta que su archienemiga Cipher (Charlize Theron) vuelve a la carga, y en esta ocasión con un aliado muy especial, nada menos que el hermano del protagonista al que se daba por muerto. Con la reaparición de Jakob (John Cena), el duelo entre Caín y Abel está servido, junto con la oportuna ración de piscodrama familiar en forma de traumas de juventud.