Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

La crisis de la carne

Hace unos días amanecíamos con una nueva polémica centrada en las políticas de salud y consumo, a la que los medios, muy exquisitamente, han denominado: la crisis de la carne. El nombre me parece acertado, pero se podrían proponer otros como: la crisis de los políticos que no creen en la ciencia. Y es que estos dos años pandémicos nos han dado muchas razones para evidenciar que muchos de ellos (políticos), no difieren demasiado de los “cuñaos” que encontramos en cualquier barra de bar; esa clase de persona que, sea lo que sea, no importa de lo que estemos hablando, él siempre sabe hacerlo mejor y entiende de cualquier tema (aunque no tenga ni pajolera idea).

Y es que la polémica tiene su inicio en la campaña lanzada por el Gobierno español de coalición en la que se pregunta a través de Twitter «¿Qué pensaríais si os dijera que el consumo excesivo de carne perjudica vuestra salud individual y también la del planeta?».

En dicha campaña, dirigida por el ministro de Consumo, se aportan datos sobre las emisiones de gases a la atmósfera que supone la ganadería y otros datos sobre el impacto de su consumo excesivo sobre nuestra salud. Pero lo que ha encendido la mecha de la polémica ha sido cómo el presidente del Gobierno español ha respondido (muy a modo cuñao) cuando ha sido preguntado por esta campaña (de su propio Gobierno de coalición): «A mí, donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible».

Este debate, en realidad, no es nuevo y, de hecho, ya se abordó en esta sección. Pero organizaciones como la Organización Mundial de la Salud y el panel de expertos en cambio climático de la ONU han advertido de la necesidad de reducir su consumo por su efecto sobre la salud y sobre el medio ambiente. Tampoco el propio Gobierno es ajeno a esto, puesto que el plan “España 2050” que el presidente y sus asesores vendieron en mayo, dejaba claro que «en las próximas décadas, nuestra población tendrá que reducir su ingesta de alimentos de origen animal».

Pero es que, además, por si no fuese fuerte este comentario y lo que denota, el Gobierno hace un suma y sigue cuando la ministra de Sanidad, evitando entrar en la polémica, va y larga que hay que apostar por una «dieta sana, equilibrada y completa, todo en su justa medida». ¿El recochineo? Que estas declaraciones las hace cuando se encuentra visitando el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Y ¿por qué meto ahora el tema del cáncer? Pues porque ya en octubre de 2015, la propia Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (OMS-IARC) emitió un comunicado de prensa sobre los resultados de la evaluación de la carcinogenicidad de la carne roja y procesada. Con base en la literatura científica acumulada, el consumo de carne roja se clasificó como «probablemente cancerígeno para los seres humanos» y la carne procesada como «cancerígena para los seres humanos». Con lo cual, la frasecita de que hay que comer de todo en su justa medida no es real ni se basa en algo que una ministra de sanidad debería conocer: la evidencia científica.

Quién sabe, quizá toda esta polémica se deba en realidad a un simple hecho: la ganadería genera unos 26.000 millones de euros al año, el 2,2% del PIB del Estado español.