Raimundo Fitero
DE REOJO

Ni un euro

El mensaje que se ha lanzado es «no pagar ni un euro a delincuentes». Estamos en pleno debate sobre la oportunidad de entrevistar a Miquel Ricart, condenado por el caso de las niñas de Alcásser, mirado desde un prisma ético. Y los dos grupos berlusconianos que pueblan nuestras ofertas televisivas, Atresmedia con Mauricio Carlotti y Mediaset con Paolo Vasile, se están tirando indirectas. Tanto Telecinco como Antena 3 han intentado, o quizás ya han grabando, alguna entrevista con el recién salido del talego. Y por presiones de diferente índole no se han emitido. O se ha parado su emisión o su comparecencia en el plató.

Vimos el pasado domingo una entrevista al confeso asesino de Anabel Segura y un siquiatra en plató señaló que esa confesión y ese arrepentimiento público iba en el buen camino, pero que el tal Miquel Ricart seguía manteniendo su inocencia en el caso; por lo tanto, no podía arrepentirse. Ahí debe residir parte de la diferencia entre que aparezca uno u otro sin ningún tipo de remordimientos. Y el matiz de que si cobra o no cobra, eso forma parte de la propia degradación del sistema periodístico actual. Pagar a alguien, sea quién sea, para entrevistarlo es una perversión, es saltarse todas las normas básicas de la información.

Quizás se debiera empezar por analizar si estos testimonios, estas entrevistas, aportan algo al bien común. Si son noticiables por su interés. Sin tapujos, a mi entender, alguien que se considera un chivo expiatorio del caso de las niñas de Alcásser merece ser escuchado. Tiene una entrevista. Y si puede ser de manos de El Loco de la Colina, mejor todavía. Recuérdese que este tremendo caso de la muerte de tres niñas abrió un nuevo tiempo televisivo, se empezó a caer por una pendiente imparable e interminable de aprovechamiento del dolor ajeno con morbo e interés económico.

La consigna de que no hay que pagar a unos y a otros sí entra más en el apartado de la pura estrategia mercantil que en el de la ética. No quieren más boicots de anunciantes. No se es más o menos delincuente si se cobra o si no se cobra. Si no pagasen a presuntos algún canal se quedaría sin media parrilla de programación.