Fermin Munarriz
Periodista
TXOKOTIK

Conga en el Vaticano

Creo que me estoy humanizando. Comienzo a ceder con facilidad a la tentación... Iba a entrar con el estoque al toro más bravo de la semana, pero se me ha cruzado por el camino la frívola mariposa de lo mundano: ¡Guerra en el Vaticano! ¡Sotanas remangadas, intriga curial, fotos y mucha conga!

«L'Expreso» acaba de desvelar la gran fiesta exclusiva que se montó en la azotea de la prefectura de Asuntos Económicos para asistir a la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II el pasado 27 de abril. Más de un millón de personas abarrotaron la ciudad eterna y decenas de miles tuvieron que pernoctar en las calles en colchonetas y entre despojos y evacuatorios químicos. Sin embargo, un selecto centenar y medio de famosos empresarios, periodistas, religiosos y otros personajes estrafalarios e inyectados en botox siguieron la ceremonia desde la privilegiada terraza de San Pedro, degustando un bufet de 18.000 euros, sufragado por amigos privados de la casa (o de La Cosa). Y hubo fotos. Posando, sin posar, brindando y hasta comulgando con copas sobre una ciudad que, a falta de buen pan, sigue ofreciendo circo.

Es inevitable evocar la magnífica película «La gran belleza» de Sorrentino, tributo a la comedia de la nada y sus fiestas nocturnas en la terraza romana al ritmo de conga y electro house.

Pero la Curia es muy suya con estas cosas. Lo malo no es lo que se hace sino que se vea, y además en la red, así que se ha desatado la que se conoce ya como «La guerra santa de la terraza». De momento, solo han desenvainado las dagas; no hay constancia de veneno. Todavía.

El cardenal Giuseppe Versaldi, apoderado de la azotea, dice que no puede reproducir las palabras del Papa Bergoglio, pero «no ha quedado muy contento; por usar un eufemismo». Hasta la jovencísima asesora vaticana Francesca Chaouqui desmiente las fotos: «aquel día solo recé, me tomé una copa y me fui». Sin embargo, lo que más ha enfadado al Sumo Pontífice son las imágenes en las que se ve al sacerdote Lucio Ángel Vallejo, secretario de la prefectura y español, repartiendo las hostias de la comunión... ¡con un vaso de catering! ¡Bellíssima Italia!

«Hacemos las mejores congas de Roma -decía el mordaz Gambardella en la película-; y lo que más me gusta es que no llevan a ninguna parte».