¿Qué seríamos capaces de hacer por cumplir el último deseo de una hija?
Misterio y contrastes. Carlos Vermut emplea elementos muy sólidos en su película «Magical Girl», presentada ayer en Zinemaldia a competición oficial. La crisis económica y una vida totalmente acomodada se verán las caras en este film redondo, aunque ello solo será el telón de fondo de su inquietante trama. Un hombre con apenas recursos económicos intentará cumplir el último deseo de su hija enferma terminal, y en ese camino se topará con Bárbara.

¿Qué seríamos capaces de hacer si nuestra hija de 12 años sufre una leucemia incurable? Se trata de una pregunta muy subjetiva y realmente complicada de responder, pero Carlos Vermut se osa a darle respuesta en «Magical Girl». Luis (Luis Bermejo) es un exprofesor de literatura en paro, que cuenta con muy pocos recursos económicos. La crisis actual será el telón de fondo de la historia de este hombre, que lucha en solitario contra una realidad muy cruel. Alicia, de doce años, enferma de una leucemia sin posibilidad de que sea curada, es una apasionada del manga. De ahí el título de la película. Vermut se ha apoderado del manga Maho Shojo para dar nombre a su trabajo, sobre niñas que se transforman en hadas.
Luis descubre el diario de su hija, donde escribe varios deseos que desearía cumplir antes de morir. Entre ellos, sueña con tener entre sus manos el vestido original de la serie japonesa «Magical Girl Yukiko», una prenda con un valor económico desorbitado, cerca de 7.000 euros.
La casualidad lleva a Luis a conocer a Bárbara (Bárbara Lennie), una joven con importantes desequilibrios mentales, con quien mantiene una relación sexual tras desistir de su intento de atracar una joyería para lograr la financiación suficiente para comprar el vestido de su hija.
En una maniobra cruel, graba en su teléfono móvil la relación que mantienen ambos y emplea el material para chantajear a Bárbara. Le solicitará altas cantidades de dinero para cumplir los últimos deseos de su hija, y esta joven con serias afecciones siquiátricas se verá obligada a emplear su cuerpo para lograr el dinero, ya que económicamente es totalmente dependiente de su marido siquiatra e intentará ocultarle lo que ha pasado.
«Creo que es un buen tipo que está buscando cumplir el sueño de su hija (...) pero pierde el norte y se mete en una aventura medio cruel», dijo el actor Luis Bermejo, quien da vida al exprofesor.
Opinó que a Carlos Vermut le gusta «la inquietante extrañeza» y que la realidad se mezcle: en la película, mientras «el contexto de crisis sale de la mirada de los personajes», Vermut «convierte lo cotidiano en insólito». Añadió que el director aporta una mirada «diferente», la que «sale de quien se preocupa de lo que le pasa a la gente con la que te cruzas a diario».
Vermut se estrenó en el largometraje en 2011 con el filme «Diamond flash», una historia coral en la que mostró su preocupación por profundizar en los personajes. En esta cinta vuelve a reincidir en la búsqueda de perfiles, comportamientos e historias que, según dijo el propio director, desde que era pequeño siempre le interesaron los motivos por los que actuaban los individuos. «Me gustaba imaginar lo que había detrás de esas personas a las que solo dedicaban diez segundos en televisión», explicó. Asimismo, añadió que su film tiene mucho de Saura, Berlanga y Almodóvar, y reconoció que «cuanto más crezco, más me gustan».
«Era consciente de que quería hacer cine negro, pero quería ubicarlo en una realidad que conozco, en un momento y un lugar que conozco», concretó.
No comprende una dirección cinematográfica alejada de la labor de guionista. «Cuando dibujas cómic, la narrativa es el cemento que une la palabra y la imagen. Hay algo que es pura narrativa, elipsis pura, y aunque no veas lo que sucede, tu cerebro es capaz de completarlo. ¿Qué puedes contar en el cine que no puedas contar en la literatura o en la pintura? Eso me interesa a nivel narrativo», afirmó el cineasta.
Antes de llegar a Donostia, Vermut presentó el largometraje en el Festival de Toronto, donde pudo ver «reacciones muy puras de otras personas de otras partes del mundo, con otras culturas».
En la vida de Luis y Bárbara aparecerá Damián (José Sacritán), profesor de Bárbara cuando esta era adolescente, que sale de prisión poco antes de verse envuelto en esta trama. «Es un pobre diablo que se ve obligado por las circunstancias a usar unos métodos terribles», dijo Sacristán.
El actor consideraba que la película es asequible para cualquier tipo de público porque hay «un territorio perfectamente reconocible», aunque «la habilidad de Carlos es mostrar las trastiendas y lo subterráneo de esta gente que en apariencia te la puedes encontrar en cualquier parte». Y añadió: «El que más y el que menos tiene su muerto en el armario».
A su juicio, «Magical Girl», que compite en Sección Oficial, «es un ejemplo de pulso narrativo y de intenciones realmente formidable».

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