Un sueño cumplido, nuevos retos por los que pelear
Por primera vez, el fútbol vasco estará representadoen el Mundial. Enroladas en la selección española, ytras su buen papel en la Eurocopa, cinco jugadorasllegan a Canadá ilusionadas y con ambición.

Una ha tenido que adelantar sus vacaciones y unirlas a un permiso no retribuido, otra pierde una convocatoria completa de exámenes... Nada nuevo, en realidad, en la vida de las futbolistas, profesionales en obligaciones, aficionadas en derechos. Pero si hasta ahora les ha merecido la pena, qué decir esta vez. No hay sacrificio que les pueda separar de la mayor ilusión deportiva de su vida, disputar un Campeonato del Mundo.
Por primera vez, cinco vascas –Eli Ibarra, Irene Paredes, Ainhoa Tirapu y Erika Vázquez del Athletic y la barcelonista Leire Landa– tendrán la fortuna de disfrutar de esa experiencia. «Fortuna» entre comillas, como «disfrutar». Porque se lo han ganado muy a pulso y porque la única manera que entienden de disfrutar «es compitiendo –subraya Ainhoa–. Hemos llegado hasta aquí porque somos competitivas y ahora tampoco se lo vamos a poner fácil a nadie». «No nos conformamos con el hecho de participar», corrobora Irene. Landa apela al eslogan de la selección española, «soñamos en grande», para expresar el sentir del grupo. «Vamos a intentar llegar lo más lejos posible y además estamos convencidas de que podemos hacer muy buen papel».
Aunque tampoco ocultan que el hecho de estar en Canadá ya es un premio. «Creo que ni siquiera somos conscientes aún de lo que supone disputar un Mundial», asegura Ibarra, que lo considera «un premio al trabajo de muchísimos años y el sueño de cualquier jugadora». «El mejor de los premios que he recibido como futbolista, un sueño hecho realidad», coincide Erika.
Una recompensa que llega tras años de trabajo. Y tras unos cuantos meses de sufrimiento en el caso de Ainhoa, Irene y Leire Landa que, pese a ser habituales en las convocatorias de Ignacio Quereda, llegaron a temer por su presencia en la lista como consecuencia de sus lesiones. «Ha sido un año muy complicado –confiesa la irundarra– y poder tener la oportunidad de enfrentarnos a las mejores jugadoras del mundo es algo que jamás pensé que podría llegar a conseguir. Personalmente me siento muy afortunada de poder estar entre las 23 convocadas».
Lo está, como también es probable que esté en el césped el próximo martes, cuando el combinado rojigualdo se estrene ante otro debutante mundialista, Costa Rica. Y es que la futbolista blaugrana, como Ainhoa, Irene e Ibarra, forma parte del bloque de máxima confianza del seleccionador español. También Erika –las cinco formaron parte, de hecho, de la selección española que firmó su mejor papel en la Eurocopa de 2013, cuando alcanzó los cuartos de final, con una gran imagen–, aunque es menos habitual ver a la delantera navarra en las alineaciones titulares. Su discurso, de todos modos, coincide con el de sus compañeras. «No somos coformistas, en todos los sentidos –insiste Ainhoa, resumiendo el sentir general–. Lo primero es llegar y una vez que estás dentro, siempre quieres jugar, aunque el nivel es muy alto».
Los Juegos de Río
El mensaje se puede trasladar al plano colectivo. Una vez en Canadá, las jugadoras quieren llegar lo más lejos posible. «Iremos partido a partido, como lo hemos hecho hasta ahora, y sin ponernos límites. Tenemos un grupo bueno, ya lo hemos demostrado, solo tenemos que ser nosotras y no tener complejos», asegura Ibarra.
Pero, de forma más concreta, ¿cuál sería el objetivo y cuál la ilusión? Landa insiste en no ponerse «límites, yo por lo menos no me los pongo, ¡hay que soñar! Hay que disfrutar de esta experiencia única y competir hasta donde podamos». Erika afina más al señalar que «el objetivo real es pasar la fase de grupos y a partir de ahí... soñar en grande con Río!». «Sí –coincide Ainhoa– el objetivo es superar la fase de grupos y el sueño la clasificación para los Juegos».
Y es que además del cetro mundial y premios individuales como el Balón, la Bota y el Guante de oro, la cita canadiense también pone otro premio en juego. Importantísimo. Las tres plazas europeas de los próximos Juegos Olímpicos corresponderán a las tres selecciones mejor clasificadas en este Mundial, lo que prácticamente obliga a los aspirantes a alcanzar las semifinales, teniendo en cuenta que Alemania y, en menor medida, Francia, parten entre los grandes favoritos al triunfo en la cita canadiense.
Una meta complicadísima, por tanto, pero que adquiere especial relieve para buena parte de las representantes vascas en este Mundial, que se van acercando al final de su carrera y que suspiran por cerrar un ciclo de ensueño con la participación consecutiva en Eurocopa, Mundial y Juegos. «¡No nos jubiles a todas!», protesta Irene, la benjamina del grupo con sus 23 años. «A Irene le pueden quedar tranquilamente tres o cuatro mundiales todavía –se ríe Landa–. Personalmente jamás habría imaginado poder vivir estas experiencias. Pensar en poder poner la guinda con los Juegos Olímpicos sería llegar a lo más alto en mi vida futbolística». «Sería el triplete perfecto para las que estamos en el top 30 –corrobora Ainhoa–, tenemos asumido que esto empieza a acabarse». «Este es mi único y último tren a unos Juegos así que... Uff, sería la guinda al pastel», concide Erika.
Ese premio exige un largo camino previo, que arranca el martes en el Olímpico de Montreal con el debut competitivo de la selección española. Lo hará frente a Costa Rica, con la que comparte el Grupo E junto a Brasil y Corea del Sur. Lógica y precedentes invitan a pensar en Brasil y España como equipos a batir «pero en un Mundial» se cumple el tópico y «no hay rival pequeño», recuerda Ibarra. Coinciden todas en que «Brasil es favorita» y no tanto a partir de ahí. «Costa Rica es de nuestro nivel y Corea uno de esos equipos que para ganarles te hacen sudar la gota gorda», considera Ainhoa, mientras Erika invierte los papeles. «Yo creo que Costa Rica en teoría es la selección menos potente de las cuatro y el nivel de Corea es muy parecido al nuestro. Pero en cualquier caso nos tocará sufrir para poder estar entre las dos primeras».
En una mirada más general al torneo, aparecen, cómo no, los nombres de Estados Unidos y Alemania. Pero no son los únicos. «Aunque no termina de despuntar, Francia es una selección de la que se espera mucho –analiza Ainhoa–. Pero ya vimos con Japón, puede pasar cualquier cosa». «Canadá al jugar en casa tambien puede dar mucha guerra», apunta Erika, mientras Irene e Ibarra se muestran más abiertas a las campanadas. «Es difícil dar por campeón a nadie, hay muchos equipos que pueden dar la sorpresa», dice la central. Y, como recuerda Ibarra, «también hay que tener en cuenta los cruces, que pueden ser determinantes».
No solo para los demás. «Yo no me mojo por nadie, a ver si podemos estar nosotras en ese podio. Así que por lo menos quita uno de esos favoritos», se ríe Landa que, como sus compañeras, ya ha cumplido un sueño pero no quiere «dejar de soñar».
Philippe Bergeroo dirige una de las selecciones aspirantes al triunfo
Alemania, Estados Unidos... y Francia. La selección gala aparece en casi todos los pronósticos junto a los dos eternos favoritos al triunfo. E intentará llevarlos a la práctica con un vasco en el banquillo, el lapurtarra Philippe Bergeroo.
Nacido en Ziburu hace 61 años, Bergeroo fue futbolista profesional. Guardameta, llegó a la Girondins con 17 años y allí permaneció siete temporadas. Pasó después por Lille y Toulouse, donde se retiró en 1998, tras haber participado como tercer portero de la selección francesa en la Eurocopa de 1984, con título incluido, y en el Mundial de México.
Tres décadas más tarde, el ziburutarra regresa a un Campeonato del Mundo. Esta vez como técnico, una carrera que comenzó en cuanto colgó los guantes. Primero como entrenador de porteros en la Federación Francesa junto a Aimé Jacquet y el Paris Saint Germain, después como máximo responsable del equipo parisino, en una experiencia agridulce. Tras una mínima aventura en el Stade Rennais, apenas diez jornadas dirigió al equipo bretón, regresó a la Federación en 2003. Desde entonces ha dirigido a diferentes equipos de categorías inferiores hasta que en 2013, recién concluida la Eurocopa de Suecia con un pobre rendimiento de las bleues, recibió el testigo de Bruno Bini para hacerse cargo de la selección femenina absoluta.
Una plaza prometedora, teniendo en cuenta que está pudiendo trabajar con una generación de futbolistas de talento excepcional, a las que solo parece faltarles dar el último paso adelante para consagrarse entre los mejores equipos del mundo. Quién sabe si ha llegado su momento. En la última Copa Algarve, un test a tener en cuenta, Francia alcanzó la final, aunque allí tuvo que hincar la rodilla ante un Estados Unidos muy superior.
Pero, como recuerda Bergeroo, «lo que queremos no es ser campeonas del mundo de amistosos». La selección francesa está en Canadá para, como mínimo, «hacerse con una medalla», algo que ya ha conseguido el lapurtarra en sus dos experiencias mundialistas previas –bronce en Mexico 86 como tercer guardameta y oro en Francia 98 como entrenador de porteros–. «El equipo tiene más confianza y además algunas futbolistas saben que es ahora o nunca. Somos muy ambiciosos», asegura.A.U.L.

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