Suso de Toro
2015/6/2
HEMEROTEKA

El pito y el sereno

Van unos catalanes y unos vascos a ver un partido de fútbol presidido por el rey y cuando suena la Marcha Real, el himno nacional español, se ponen a pitar. Entonces, va el Gobierno y decide llamar a los guardias. En fin, parece un chiste. Y realmente lo es pero el Gobierno aprovechó para ponerse grave, solemne y amenazador. Les encanta.

Este Gobierno cuando las cosas no le van bien suele acordarse de que hay monos, piratas e ingleses en Gibraltar o de que tiene vascos y catalanes al norte. O, como hizo el ministro del Interior cuando les imputaron a otros cuantos de los suyos en vísperas de las elecciones, recuerda que aún queda en Francia algún zulo de ETA. Cortinas de humo. (…)

Las cortinas de humo acaban por disiparse, aunque el humo sea narcótico, y al final el emperador se muestra desnudo. En este caso, el Rey y su marcha musical. Efectivamente, esa gente, que un portavoz con cara de desprecio del PP llamado Hernando considera «enfermos», toma a la jefatura del estado por el «pito del sereno». Es decir, no le tiene respeto. Ésa es una realidad que pretenden ocultar con el teatrillo dramático y el amenazar con los guardias: una parte de la población del estado español, muy localizada en el País Vasco y Catalunya no solo no se considera representada en esos símbolos sino que los considera hostiles. Eso es lo que hay y las caras compungidas o torvas del PP son tan falsas y ñoñas que dan pena. (…)

Lo que expresa la lucha de símbolos en España es que hay gente que se siente identificada con esta España y gente que no, hay quien con la monarquía y quien no, etc. Y me parece de franquistas descarados pretender una ley para mandar a los guardias y meter preso a quien exprese simbólicamente su opinión al respecto, sea partidario del rey, la marcha real y la rojo y gualda o de otra cualquiera.

Faltan unos meses, habrá elecciones y puede que las nuevas cortes tengan que tratar de lo que hay detrás y debajo de todos esos símbolos. Si hay diputados que plantean la jefatura y la estructura del estado y los símbolos consiguientes, ¿les van a mandar a los guardias? En fin, cuando la estupidez llega a su extremo ya llega a la memez.

En España se da un fenómeno político extraordinario: nos gobiernan desde la maldad pero con cursilería. Y aún me dicen que exagero cuando digo que son franquistas.