Curro VELÁZQUEZ GAZTELU
FESTIVAL DE JAZZ DE GASTEIZ

LA VERSATILIDAD DEL FLAMENCO A TRAVÉS DE LA MÚSICA BRASILEIRA

UN AñO MÁS, EL FESTIVAL DE JAZZ DE GASTEIZ CUMPLE SU COMPROMISO CON LOS ARTISTAS FLAMENCOS. NO ES DE EXTRAñAR QUE CADA VEZ SON MÁS LOS AIRES FLAMENCOS EN ESTE TIPO DE CITA, PORQUE EL JAZZ Y EL FLAMENCO SON PRIMOS HERMANOS Y COMO TAL EL UNO SE APOYA EN EL OTRO.

Había una vez un Festival de Jazz en el país de los vascos donde dos músicos flamencos interpretaban música brasileira. Ni la prosa más surrealista de André Breton hubiese llegado a tal altura. Porque esta es la riqueza de la música al no entender de fronteras. Y la pregunta es quién fagocita a quién. ¿Es la música brasileira la que se adapta al flamenco? ¿O es el flamenco el que se arropa en la música del Brasil? Sea como sea, en este viaje se aportan nuevos recovecos, sin calzador, de forma natural, para así apoyarse y poder seguir descubriendo hasta dónde es capaz la música de llegar. Cierto es que el público convocado en el penúltimo día del festival esperaba la faceta más flamenca tanto de Estrella Morente, como del Niño Josele. Únicamente fue Niño Josele, entre acto y acto, quien se dejó llevar por derroteros netamente flamencos. Por Tarantas para desembocar en la mítica Alegría de Paco “La Barrosa”, haciendo de esto su particular homenaje al maestro de Algeciras, quien era uno de los habituales en “Casa Añua”. “Amar en Paz” fue la propuesta. Ni más ni menos. Haciéndonos un repaso por todos los temas que en el propio trabajo habita. Temas de los grandes del Brasil: Antonio Carlos Jobim, Vinicius de Moraes, Chico Buarque, Milton Nascimiento, Hetor Villa-Lobos, etc…Y es aquí, una vez más, haciendo Fernando Trueba de las suyas. La Celestina de músicas posibles. Siempre con un ojo hacia América y otro hacia el sur.

Y es que cuando Paco de Lucía descubrió las músicas que se hacían en Brasil y la capacidad de sus músicos, se quedó perturbado. Esa música lo tenía todo. Al igual que el jazz y el flamenco entre otras. No vaciló por tanto en invitar al percusionista de Salvador de Bahía, Rubem Dantas a que se uniera a su sexteto, siendo él, a través de Paco quien empezó a introducir el cajón peruano en el flamenco. Considerándose esa aportación un antes y un después. Y es que donde conviven razas distintas, pueblos, y culturas diferentes, es donde la música cobra una dimensión universal. Y aún más si los propios músicos son de una talla que va más allá de lo acostumbrado, el proyecto coge una magnitud fuera de lo común. Y es que Niño Josele necesita ir más allá del flamenco para descubrir nuevas fórmulas que le hagan crecer. Porque el de Almería tiene una capacidad interpretativa fuera de lo común y en este proyecto “Amar en Paz” nos demuestra que no todo en la guitarra es protagonismo a través de la aceleración en el traste y falsetas rebuscadas. Él acaricia la guitarra de tal forma que las notas le brotan sin pretensión. Además, lo más granado de la música brasileira también en la voz de Estrella Morente, dándole su sello particular e inconfundible. Lo inusitado, aparte de cantarlo todo en castellano, fue el darle a todos los temas el mismo tratamiento en cuanto a afinación (cejilla al aire), pareciendo todo un mismo bloque y de la misma procedencia artística. No descubrimos nada diciendo que en muchos momentos la voz de la granaína encaja mejor en este tipo de melodías, en la copla, que en el propio flamenco. Y como cierre, la israelita Anat Cohen, la artista invitada a la primera parte del festival, subió con su clarinete, instrumento que los judíos introdujeron y aportaron al jazz, para así encontrarse musicalmente con Estrella y Juan José. Sin salirse de la propuesta inicial, siguieron mostrando la riqueza de este país a través de sus mejores intérpretes. Y es que la música del Brasil ha sido el tema pendiente del flamenco y aquí se ha abierto una puerta para quien quiera traspasarla.