Patxi IRURZUN
IRUÑEA
Entrevue
ANDONI URZELAI
ESCRITOR

«¿Cómo aceptar que nos moriremos el día menos pensado? Es difícil de digerir»

El escritor, director y realizador de televisión Andoni Urzelai publica «Demencia», su primera novela en castellano, en la que narra el viaje interior hacia la locura de un hombre mediocre y vencido que se enrola en un despiadado reality show en el que tendrá que asomarse a los abismos que lo habitan.

Andoni Urzelai (Aretxabaleta, 1967), plantea en su primera novela en castellano, tras otras dos en euskara, “Zirkulua” y “Haginkadaka”, la historia de un anodino personaje que participa en un reality show extremo y que lo revela como un personaje al límite. En “Demencia” (publicada por la editorial canaria Baile del Sol) los diferentes participantes y la personalidad múltiple del protagonista, Agapito Rumiante, alias Smirnoff, se someten a un desguace emocional ante las cámaras. Andoni ha trabajado detrás de ellas, como realizador y director, en programas como “Bricomanía” o “Karlos Argiñano en tu cocina”. Con “Demencia” firma una novela de corte existencialista, con toques de humor disparatado y escatológico e intensas páginas de vapuleo social.

El título de su novela podría aplicarse para calificar el mundo que vivimos. ¿Hay algo de metáfora en el libro?

Supongo que sí. No hay duda de que en esta sociedad embrutecida quien no acaba un poco tocado es o bien porque es tan superficial que no lo necesita, o bien porque ya viene desencajado de fábrica... En fin, no sé. Es difícil hallarle alguna lógica a la vida en sí. Quiero decir, ¿cómo aceptar que nos moriremos el día menos pensado? Es difícil de digerir esa realidad tan bruta... En la novela, más que una radiografía más o menos acertada de la sociedad lo que pretendo es mostrar la angustia vital del individuo en sí, en este caso el protagonista, habitado a su vez por otras tantas personalidades... El protagonista trata de luchar de manera despiadada contra la enfermiza razón que lo esclaviza (simbolizada en la figura paternal de Mengele) y guiarse tan solo por sus intuiciones más primarias. De cualquier manera, el libro podría tener múltiples lecturas, puesto que también trato de reivindicar una vida menos encorsetada y rígida que la actual...

Al final de la novela, habla de lo contradictorio de las redes sociales, internet… en las que estamos más expuestos que nunca y a la vez más aislados del contacto humano. ¿Las relaciones humanas son hoy como esa caja de cristal en la que viven sus protagonistas?

No soy apocalíptico en lo que se refiere al mundo digital y los nuevos paradigmas de relaciones humanas que estas han originado. Sin embargo, soy de los que considera que hay andarse con ojo con toda esta maraña de información y relaciones que han abierto internet y las redes sociales, a poco que uno se descuide corre el riesgo de convertirse en un ser asocial. De cualquier manera, no creo que el individuo moderno esté más confuso que el de hace unos años. Vivimos igual de desconcertados que antes, al fin y al cabo, es la existencia misma la que nos resulta incomprensible.

«Demencia» tiene también algo de ensayo existencialista sobre nuestro modo de vida, ese tipo de relaciones… ¿Ha usado a sus personajes para exponer ideas, reflexiones, y, puesto que son personajes al límite, para hacerlo además de un modo radical?

Imagino que en todo el libro el autor trata de trasladar ideas y conceptos propios. Yo, por lo menos, lo hago. No sé escribir de otra manera. Imagino que hay bastante de mí en cada uno de los personajes.

El personaje de Agapito/Smirnoff tiene mucha fuerza. ¿Ha pensado en recuperarlo para nuevas historias?

La fuerza del personaje Smirnoff se acrecienta o empequeñece en función del estado de ánimo de los yos que lo habitan. No sé si volveré a utilizarlo alguna vez, quién sabe, por ahora sigue recluido en el pabellón número seis.

Esta es su primera novela en castellano. ¿Cómo ha sido ese tránsito desde el euskara?

En efecto, he escrito dos novelas en euskara y esta es mi primera en castellano. Me ha salido de manera natural. Lo que comenzó siendo una especie de juego intelectual se convirtió de pronto en algo normal. No sé, tanto el euskara como el castellano coexisten en mí de manera natural. Leo y hablo ambos idiomas, de manera que no me ha supuesto ningún problema escribir en castellano.

¿Qué ha tenido que ver su experiencia en televisión para describir el experimento televisivo que se escenifica en «Demencia»?

Trabajo en televisión e imagino que uno siempre escribe tomando como referencia aquello que le es más familiar. De cualquier manera, el hecho de que la novela esté contextualizada en el ámbito televisivo es algo muy casual. Intuyo que, de tenerla, la influencia televisiva se entrevé más en la manera de contar las cosas.