Nagore BELASTEGI

TECNOLOGÍA DGT, LAS RESINAS QUE ATRAPAN A LOS CONTAMINANTES

A veces lo más sencillo es lo mejor, aunque no siempre es lo primero que se nos ocurre. En el caso de la tecnología DGT –que nada tiene que ver con el tráfico– sirve para medir los contaminantes utilizando resina de una manera más eficiente que con los métodos tradicionales.

Azti-Tecnalia celebró la pasada semana su congreso sobre la tecnología DGT al que acudieron investigadores de todo el mundo. «Solo nos ha faltado gente de África», aseguró una de sus organizadoras, María Jesús Belzunce Segarra. En el congreso han participado 83 expertos que han presentado sus avances en el estudio de las DGT. En total han sido cinco sesiones divididas por temas: aguas, sedimentos, suelos y plantas, relación entre los resultados DGT y la biodisponibilidad y los defectos en el medio, y la evaluación ambiental y legislación. ¿Pero qué significa tecnología DGT? No tiene nada que ver con la Dirección General de Tráfico... hablamos de “Diffusive Gradient in Thin films” al referirnos a una técnica que sirve para muestrear la contaminación en el medio, sea agua, plantas o sedimentos a partir de un gradiente de difusión.

Se trata de unos dispositivos de teflón, no demasiado grandes que entran dentro del grupo de los llamados muestreadores pasivos. Se crea un gradiente de difusión en el medio a analizar, es decir, dentro del dispositivo de teflón se coloca una membrana porosa, a través de la cual pasan los contaminantes, y una resina captadora. Así, los contaminantes se quedan pegados.

La ventaja de los muestreadores pasivos frente a las técnicas tradicionales de muestreo y análisis es que permite analizar la concentración integrada en el tiempo, es decir, no la que se obtiene un día en un muestreo momentáneo y puntual, sino la obtenida a lo largo de un tiempo de largo muestreo. Con los métodos tradicionales los investigadores toman una muestra de agua, por ejemplo, y se la llevan al laboratorio, por lo que los datos recogidos responden a ese momento concreto en que recogieron la muestra. Con la tecnología DGT se introduce el dispositivo en el agua y se puede dejar por días o incluso semanas. Los contaminantes absorbidos por la resina responden a los que han pasado por la membrana de difusión durante ese tiempo. «Dan un dato mucho más representativo», apuntó la organizadora del congreso.

Pero esa no es la única ventaja que esta tecnología ofrece. Y es que al ser acumulativa permite detectar concentraciones muy bajas de contaminantes. Con los métodos tradicionales en cantidades tan pequeñas pueden pasar desapercibidas. Según dice la experta, estos contaminantes incluso en esas cantidades pueden ser perjudiciales. «Las concentraciones altas, normalmente, crean un efecto inmediato y agudo, pero las pequeñas pueden crear efectos crónicos a largo plazo», destacó.

Tecnología relativamente nueva

«Hay gente que estudia esta técnica, pero no demasiada», explicó Belzunce Segarra. Y es que 83 personas estudiosas para una tecnología de esta importancia tampoco son muchas. «Es una técnica que es sencilla y útil que sirve para detectar la contaminación in situ en el medio natural y que ofrece muchas ventajas frente a las técnicas tradicionales. Es una técnica novedosa», aseguró la doctora en químicas, experta en evaluación ambiental en el medio marino.

Los primeros estudios realizados en base a la tecnología DGT los desarrolló el equipo científico liderado por los profesores Hao Zhang y William Davison en el centro de Medio Ambiente de la Universidad de Lancaster (Gran Bretaña) en 1992. En un principio utilizaron esta –entonces novedosa– técnica para detectar metales en los ecosistemas acuáticos. Los resultados fueron publicados un año después en la prestigiosa revista científica “Nature”. «Poco a poco se fue incrementando el número de personas que estudiaban esta técnica. No hace tantos años –unos diez– empezó a aplicarse. Hasta ese momento era más investigación en el laboratorio. Paso a paso se ha ido aplicando al medio natural y cada vez hay más gente que la utiliza para monitoreos rutinarios, para evaluar la calidad de las aguas», explicó la experta.

Azti-Tecnalia se ha puesto manos a la obra y está utilizando esta técnica en varias estaciones piloto para medir la contaminación en los estuarios de la costa vasca. «En los estuarios que hemos analizado hemos encontrado contaminantes orgánicos y metales. Hemos realizado una tesis doctoral estudiando el funcionamiento de los DGT en estuarios y aguas marinas. Ahora que sabemos cómo funcionan hemos empezado a utilizarlos para evaluar la calidad ambiental de nuestra costa», explicó la doctora.

Los investigadores de Azti-Tecnalia principalmente estudian los contaminantes prioritarios definidos así en la Directiva Europea Marco del Agua: plomo, cobre, níquel y mercurio. Estos contaminantes pueden producir diferentes efectos dependiendo de la dosis y del organismo al que puedan llegar. Por ejemplo, en los mejillones y ostras puede darse una bioacumulación, es decir, que los metales se acumulan en sus tejidos. Los organismos afectados también pueden tener efectos graves como trastornos endocrinos, reproductivos, en el crecimiento o el desarrollo larvario, o incluso pueden causar la muerte. Actualmente Azti-Tecnalia trabaja en las estaciones de los estuarios del río Oiartzun, en Deba y en el río Nerbioi (tanto en el canal de salida como en el puerto deportivo de Getxo).

París Climat

París será la anfitriona de la Cumbre del Clima 2015 en la que se reunirán miles de delegados y observadores de la Organización de Naciones Unidas. París Climat (21 edición de la Conferencia de las Partes) tendrá lugar del 30 de noviembre al 11 de diciembre y tiene como objetivo principal desembocar en un acuerdo que permita limitar el calentamiento global a un nivel por debajo de dos grados. Pretenden que este sea ambicioso y vinculante para todos los países. La Unión Europea ya ha dado pasos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% en relación a 1990 y de aquí a 2030.

El pasado lunes la ONU publicó el borrador del acuerdo que llevará a París. En él propone que el futuro tratado climático, que entraría en vigor en 2020, recoja una fecha a acordar por los países para poner fin a las emisiones contaminantes de CO2, es decir, que se determine una fecha límite a partir de la que los países no emitan más de lo que el planeta pueda absorber por sus mecanismos naturales. Una apuesta ambiciosa a día de hoy. Respecto a esta Cumbre del Clima Belzunce Segarra opina que «en la ciencia todo va muy despacio, pero cada vez que se hace algo se avanza» por lo que cree que aunque los pasos dados no sean demasiado grandes esta vez «algo sí se avanzará».

Para 2025 habrá Un kilo de plástico por cada tres de pescado

La ONG Ocean Conservancy alertó el pasado martes del impacto de la contaminación en los ecosistemas marinos y advirtió de que si se sigue el ritmo actual, en 2025 el mar podría contener un kilo de plástico por cada tres de pescado. Los activistas llevan años alertando de que la basura que flota en el mar es excesiva. De hecho, existe una isla de diez metros de espesor en pleno océano Pacífico del tamaño de un continente compuesta de deshechos. Las corrientes marinas la mantienen compacta en esa zona situada no muy lejos de Hawaii.

«Tenemos que frenar la avalancha de plástico que se está vertiendo en el océano», sentenció Andreas Merkl, presidente de Ocean Conservancy, durante la conferencia Nuestros Océanos que tuvo lugar en la ciudad chilena de Valparaíso. Para dar solución al problema, la ONG pretende desarrollar un plan integral de gestión de desechos que sería puesto en práctica en varias ciudades de Asia. Este plan necesita la colaboración de la industria y la ciencia, las grandes corporaciones, ONG e instituciones. Sin embargo, «este esfuerzo requerirá una búsqueda de financiación de 2,4 millones de dólares y espera poder contribuir a la disminución de esta ola de plástico», señaló Merkl. GARA