Imanol INTZIARTE
MUNDIAL DE RUGBY

El hemisferio sur se marca un pleno

Argentina y Australia se clasifican para semifinales tras dejar en la cuneta a unas combativas Irlanda (43-20) y Escocia (35-34).

Por las apreturas del calendario, este año el Championship –el torneo que disputan los cuatro grandes del hemisferio sur– se disputó en versión reducida, a una vuelta. Pero a grandes males, grandes remedios, así que se han citado para celebrar una especie de segunda vuelta en tierras británicas, disfrazada de semifinales del Mundial.

Después de que Sudáfrica sudara ante Gales y Nueva Zelanda masacrara a Francia, era el turno de Argentina e Irlanda. Los del trébol eran la gran esperanza europea. Nunca habían entrado en semifinales, y tendrán que seguir esperando.

Argentina se doctoró como selección mayor, por si había alguna duda, con un arranque demoledor. Ensayos de Moroni e Imhoff, aliñados con las patadas de Nico Sánchez. Para el ecuador de la primera parte, Irlanda caía 3-20 y no sabía por dónde le llegaba el vendaval.

Fitzgerald, que había entrado por el lesionado Bowe, recortaba distancias y se llegaba al 10-20. Se esperaba a la reacción irlandesa y el ensayo de Jordi Murphy nada más arrancar la segunda mitad auguraba voltereta (20-23).

Pero los Pumas ejercieron de equipo grande, sin perder la calma y con gasolina en el depósito para la recta final. Impulsados por dos estiletes como Cordero e Imhoff –los dos alas sumaron 97 y 93 metros ganados con el balón– los diez últimos minutos fueron un festival albiazul. Tuculet abría hueco e Imhoff –doblete y quinto ensayo en el torneo– ponía la puntilla. Nico Sánchez, que ya suma 74 puntos, cerraba el definitivo 20-43.

Resistencia inesperada

Cerraba esta fase el duelo entre Australia y Escocia, a priori el más desigual. Campeón del Championship contra la cuchara de madera del último Seis Naciones. Craso error. Los caledonios, como la víspera sus cercanos galeses, vendieron carísima su piel.

El choque fue un toma y daca, un continuo intercambio de puntos donde la incógnita era en qué momento los australianos abrirían un hueco definitivo. Dieron primero los Wallabies con Ashley-Cooper, al que pronto podremos ver bien cerca, en Burdeos. Replicó Horne.

A las patadas de Laidlaw –vaya campeonato ha firmado el medio melé escocés–, contestaron los de amarillo con sendos ensayos de Mitchell y Hooper. Los del cardo ganaban 15-16 en el descanso y los 77.000 del graderío de Twickenham se lo pasaban en grande.

La amarilla a Maitland en el arranque de la segunda parte –fue castigado por cortar un balón sin intención de jugarlo, según la interpretación arbitral– parecía anunciar el principio del fin, ya que vino seguida del segundo ensayo de Mitchell.

Pero Escocia no bajó los brazos, fajándose en defensa, con 118 placajes –18 de Jonny Gray– frente a 69. Una patada taponada dio origen al ensayo de Seymour (25-24), pero Kuridrani exhibía su potencia para volver a escaparse (32-24).

Ni por esas. Bennet robaba un balón y se marchaba bajo palos (32-34). Restaban seis minutos y Escocia acariciaba la proeza, pero un discutido fuera de juego y el consiguiente golpe de castigo fue aprovechado por Foley en el 79 para anotar el 35-34 final.